La presión de Estados Unidos sobre la Unión Europea para que cese la compra de gas y petróleo a Rusia se intensifica, en un contexto donde la administración estadounidense ha estado buscando una mayor alineación en sanciones contra el Kremlin. Chris Wright, secretario de Energía de EE.UU., ha afirmado que si los europeos establecieran un límite a sus importaciones energéticas de Rusia, esto podría influir en el enfoque de Washington hacia Moscú, reafirmando el deseo de los norteamericanos de ver acciones más contundentes por parte de los Veintisiete.
En respuesta, la Comisión Europea ha delineado un plan para terminar con las importaciones de energía rusa en un periodo de tres años, aunque algunos Estados miembros todavía muestran reticencias. David O’Sullivan, enviado especial de la UE, se encuentra en Washington buscando dialogar sobre nuevas sanciones, cuyo objetivo es también debilitar las finanzas de Rusia, que sustentan su acción militar en Ucrania. Wright recalca que los aliados deben abastecerse de fuentes confiables y que cortar las compras a Moscú es una medida clave en este proceso.
A pesar de las tensiones, recientes declaraciones del presidente del Consejo Europeo, António Costa, sugieren un optimismo renovado en las relaciones entre la UE y EE.UU., que buscan coordinar esfuerzos en sanciones. Sin embargo, la administración Trump también enfrenta preocupaciones internas sobre su propia agenda verde y relacionamientos comerciales, lo que complica la situación. A medida que la UE intenta equilibrar su dependencia energética y su postura ante Estados Unidos, la presión para cambiar su política hacia Rusia continúa en aumento.
Artículo resumido que puedes leer completo aquí