Estados Unidos ha designado al cártel de los Soles como una organización terrorista extranjera, colocando al presidente venezolano Nicolás Maduro en el centro de esta acusación. Esta medida, impulsada por la Administración Trump, busca aumentar la presión sobre el gobierno de Caracas, potenciar sanciones económicas y elevar la presencia militar en el Caribe, donde se han llevado a cabo acciones contra embarcaciones asociadas al narcotráfico, resultando en una notable cifra de muertos. Las acciones y designaciones de este tipo marcan un capítulo crucial en la creciente tensión entre ambos países.
El término «cártel de los Soles» se popularizó en la década de 1990 para referirse a la supuesta complicidad de militares venezolanos en el tráfico de drogas, aunque analistas señalan que esta label no representa una organización estructurada, sino más bien un fenómeno de corrupción que involucra a diversos actores del poder militar y civil, facilitando el tránsito de narcóticos a través del país. A pesar de la designación de Estados Unidos, existe un debate sobre la veracidad de la estructura jerárquica del cártel y el grado de implicación de figuras clave como Maduro y Diosdado Cabello.
Las implicaciones de esta categorización podrían ser profundas, no solo para los militares y líderes actuales, sino también para una gran parte de la población venezolana en el extranjero, que podría enfrentar restricciones y sanciones. Además, esta designación busca legalizar futuras acciones militares de Estados Unidos en la región, intensificando el riesgo de intervención y confrontación directa en medio de un contexto económico y social ya deteriorado en Venezuela. La situación sigue siendo compleja y las repercusiones de las decisiones de Washington están aún por verse en su totalidad.
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