En un giro significativo para las relaciones entre Estados Unidos y Australia, el presidente Donald J. Trump y el primer ministro australiano Anthony Albanese firmaron un acuerdo histórico que promete transformar el panorama económico y de defensa entre ambas naciones. Este marco de minerales críticos, anunciado con bombo en una ceremonia reciente, busca maximizar el potencial de los recursos naturales de ambos países y establecer un modelo de cooperación global para las cadenas de suministro.
La concreción de este tratado no es un mero ejercicio diplomático; implica una inversión conjunta de más de $3 mil millones en proyectos de minerales críticos en los próximos seis meses. Se estima que estos proyectos generarán recursos recuperables por un valor asombroso de $53 mil millones. En un gesto decisivo, el Export-Import Bank de Estados Unidos emitió cartas de interés que podrían desbloquear hasta $5 mil millones en inversión total destinada a proyectos de seguridad de minerales y cadenas de suministro.
Además, la colaboración se extiende al ámbito militar. Australia ha comprometido $1.2 mil millones para la adquisición de vehículos submarinos no tripulados de Anduril y se prepara para recibir la primera tanda de helicópteros Apache en un acuerdo adicional que asciende a $2.6 mil millones. Desde febrero, la nación australiana ha aportado $1 mil millones para expandir y modernizar la base industrial de submarinos de Estados Unidos, con la promesa de otro tanto para finales de año, reforzando así la alianza trilateral AUKUS junto al Reino Unido.
La inversión en defensa no es solamente una cuestión de equipo. Australia está dedicando recursos significativos a su capacidad integrada de defensa aérea y de misiles, con una inyección de $2 mil millones en empresas estadounidenses. Este esfuerzo fortalecerá la resiliencia de la cadena de suministro de municiones, beneficiando a más de 200 proveedores en estados como Texas y Alabama.
Pero no todo es defensa; el compromiso de ambos países también se traduce en prosperidad económica y cooperación tecnológica. Australia planea aumentar sus inversiones en Estados Unidos a $1.44 billones para 2035, creando decenas de miles de nuevos empleos bien remunerados. Por su parte, el acceso ampliado de la carne de res estadounidense en el mercado australiano promete abrir nuevas oportunidades para los rancheros de EE.UU.
La colaboración tecnológica también se expande, con un acuerdo firmado entre NASA y la Agencia Espacial Australiana que busca fortalecer la cooperación civil en el ámbito aeroespacial. El programa Artemis de la NASA, que tiene como objetivo llevar nuevamente astronautas a la Luna, contará con un rover de desarrollo tecnológico procedente de Australia, simbolizando el compromiso mutuo de ambos países con la innovación.
En definitiva, la firma de este acuerdo marca un nuevo capítulo en las relaciones entre Estados Unidos y Australia, impulsando no solo la economía, sino también la seguridad y la tecnología en un mundo que avanza rápidamente hacia nuevos desafíos.
Fuente: WhiteHouse.gov
