La administración del presidente Donald J. Trump ha dado un paso significativo hacia el fortalecimiento del liderazgo estadounidense en la tecnología de drones a través de una nueva Orden Ejecutiva firmada recientemente. Este decreto busca asegurar la continua preeminencia de Estados Unidos en el desarrollo, comercialización y exportación de sistemas de aeronaves no tripuladas, comúnmente conocidos como drones.
Uno de los objetivos principales de la orden es expandir las operaciones de drones al permitir una serie de actividades que antes eran más restrictivas. Esto incluye la habilitación de operaciones de drones «Más Allá de la Línea de Vista» (BVLOS), las cuales son fundamentales para misiones comerciales y de seguridad pública. Además, se establece un programa piloto de integración para aeronaves eléctricas de despegue y aterrizaje vertical (VTOL), seleccionando al menos cinco proyectos destinados a aplicaciones como el transporte de carga y la respuesta médica.
El presidente también ha instruido a la Administración Federal de Aviación (FAA) a que implemente herramientas de inteligencia artificial para agilizar el proceso de revisión de exenciones para UAS. Esto busca no solo modernizar los procedimientos actuales, sino también facilitar la integración de estas tecnologías en el Sistema Nacional de Espacio Aéreo. Entre otros aspectos, la orden también refuerza la base industrial nacional de drones, priorizando aquellos fabricados en Estados Unidos y promoviendo su exportación, a la vez que protege las tecnologías estadounidenses de influencias extranjeras indeseadas.
Con este marco regulatorio, la administración espera estimular la competitividad global de la industria de drones, simplificando las normativas y ampliando el acceso al mercado. Igualmente, se prevé un apoyo sustancial a las fuerzas armadas mediante el acceso a drones de alto rendimiento, lo que a su vez agiliza el acceso al espacio aéreo y a las frecuencias necesarias.
Trump ha destacado la importancia de los drones no solo como herramientas de seguridad, sino también como catalizadores de crecimiento económico y de innovación. Las aplicaciones de esta tecnología no se limitan a la defensa; los drones están revolucionando sectores variados, desde la logística hasta la agricultura de precisión y la inspección de infraestructuras.
Con la implementación de estas nuevas regulaciones y el impulso a la producción de drones en el territorio estadounidense, la administración busca contrarrestar la competencia desleal que ha amenazado la industria nacional. Esta estrategia no solo tiene implicaciones económicas, sino que también busca reforzar la seguridad nacional al garantizar un suministro seguro y robusto de estas tecnologías críticas.
En su primer mandato, Trump ya había ido por el camino de integrar comercialmente los drones, lanzando un programa piloto para explorar aplicaciones innovadoras junto a gobiernos estatales y locales. Este enfoque proactivo ha permitido el uso de drones para patrullar la frontera sur del país, aumentando las capacidades de vigilancia y monitoreo.
A medida que avanza en el desarrollo y la regulación de estas tecnologías, la administración Trump se posiciona para liderar no solo en términos de innovación, sino también en la creación de empleos de alta habilidad y el renacimiento de una industria que, con este impulso, espera jugar un papel fundamental en el futuro de la aviación y la economía estadounidense.
Fuente: WhiteHouse.gov