Agentes de la Policía Nacional han desarticulado una organización acusada de cometer robos violentos de teléfonos móviles de alta gama en tiendas de telefonía de distintas partes del país, entre ellas una localidad en Ciudad Real. Según la nota de prensa difundida, doce individuos formaban parte de la banda que viajaba por toda España en vehículos alquilados o a nombre de complicados, seleccionando cuidadosamente sus blancos y examinando las medidas de seguridad para llevar a cabo sus robos de manera precisa y coordinada.
El pasado mes de febrero, se dispararon las alarmas al detectar un aumento significativo en los robos con violencia o intimidación en tiendas especializadas en dispositivos de alta gama. Esta situación activó una minuciosa investigación que finalmente logró la identificación de un grupo criminal itinerante especializado en sustraer bienes patrimoniales. El operativo policial, que incluyó la colaboración con las fuerzas de seguridad de Rumanía, permitió trazar el perfil de los sospechosos y sus métodos operativos.
Los integrantes del grupo, que tenían su base en la Cañada Real Galiana de Madrid, conformaban subgrupos de cuatro a seis personas y aprovechaban para desplazarse a diferentes localidades españolas en busca de tiendas de telefonía móvil y de oportunidades para hurtar cable de cobre. Con una labor meticulosa, estudiaban los modelos de teléfonos expuestos, así como las cámaras de seguridad y la presencia de personal de vigilancia antes de ejecutar los hurtos.
Una vez que elegían un establecimiento, tres o cuatro hombres entraban y, bajo amenazas o mediante el uso de la fuerza, desprendían los teléfonos y huían velozmente hacia Madrid. Un incidente en Ciudad Real puso en riesgo a varios ciudadanos y a agentes de la Policía, quienes se encontraban realizando labores de interceptación.
Más allá de los robos de teléfonos, durante los intervalos en la capital, el grupo delinquía sustrayendo cable de cobre. Las plantas fotovoltaicas nocturnas eran particularmente vulnerables a sus actividades ilícitas, ya que los miembros del grupo cortaban los vallados para acceder y robar el cobre, que luego vendían inmediatamente en Madrid.
El fruto de la operación policial fue la imputación de al menos 18 delitos perpetrados en varias provincias, con el líder del grupo implicado en 16 de estos hechos. La acción culminó con la detención de doce individuos y el ingreso en prisión de los dos miembros más activos de la banda.