Los principales agentes económicos de Castilla-La Mancha han comenzado a analizar las posibles consecuencias de la ofensiva arancelaria anunciada por Donald Trump, en un contexto que invita a la cautela y a la reflexión. Instituciones de comercio, así como organizaciones agrarias como UPA y Asaja, han expresado su preocupación por lo que podría significar esta medida para la región.
Pedro Antonio Morejón, director Territorial de Comercio-ICEX, ha subrayado la importancia de «tener suficiente cautela y aplomo» ante esta situación, recordando que las negociaciones requieren un periodo de reflexión. Castilla-La Mancha exporta productos a Estados Unidos por un total de 340 millones de euros, destacando el queso, que representa casi 80 millones de euros de ese total. Morejón también ha observado que, aunque la demanda estadounidense pueda disminuir temporalmente, otros mercados como Brasil, Canadá y México podrían ofrecer oportunidades de crecimiento.
A pesar de la incertidumbre, Morejón ha instado a no caer en el miedo, señalando que la situación actual no es muy diferente a la que se vivió durante el primer mandato de Trump, que fue reversible. Europa, según él, debe recordar que no es un mercado menor y que su PIB conjunto la posiciona como una potencia comercial relevante.
En línea con esta perspectiva, Paloma Sánchez Garrido, recién nombrada directora del Instituto de Promoción Exterior (IPEX) de Castilla-La Mancha, ha hecho un llamado a la cautela y la vigilancia, enfatizando que la región debe continuar negociando con Estados Unidos a través de la Unión Europea. Las exportaciones en Castilla-La Mancha alcanzaron un récord histórico en 2024, pero Sánchez ha advertido que los nuevos aranceles afectarán tanto a las empresas regionales como a los ciudadanos estadounidenses por su posible impacto inflacionario.
Por su parte, Blanca Corroto, presidenta de Asaja Toledo, ha destacado la «gran incertidumbre» que se cierne sobre el sector agrario y ganadero, haciendo un llamado a Bruselas para que defienda su sector primario. Corroto ha sugerido que Europa debería responder con aranceles recíprocos para proteger sus productos de la competencia desleal.
Julián Morcillo, secretario general de UPA Castilla-La Mancha, ha manifestado su deseo de que el diálogo gane terreno, considerando que estas medidas arancelarias son una «mala noticia» que repercutirá en el consumidor final. Morcillo ha insistido en la necesidad de que la Unión Europea adopte una postura firme y activa si el diálogo no prospera.
El consenso entre los líderes económicos de Castilla-La Mancha es claro: la situación requiere prudencia y acción colectiva desde Europa para mitigar los posibles daños y preservar la competitividad de la región en el mercado internacional.