En una revelación que ha encendido las redes sociales y los grupos de discusión de fanáticos, Netflix ha desplegado una serie de anuncios relacionados con sus futuras producciones, dando especial énfasis a la temporada final de «Stranger Things». La plataforma de streaming no solo compartió el título de los últimos capítulos de esta amada serie, sino que también publicó nuevas fotos y, para alegría de muchos, la fecha de estreno. Un movimiento que acapara la atención mundial y promete concluir la historia de Hawkins, Indiana, con un desenlace épico e inolvidable.
Paralelamente, Netflix ha logrado revivir el interés en una de sus miniseries de true crime que pasó relativamente desapercibida durante su lanzamiento en 2021 pero que ahora resuena con fuerza, recordando a casos reales como el de Daniel Sancho. La serie en cuestión, dirigida por Mark Lewis, sumerge al espectador en una inquietante historia que utiliza las redes sociales como herramienta clave para resolver un perturbador crimen que comenzó con la publicación de un vídeo mostrando el asesinato de pequeños felinos. A lo largo de tres episodios, «A los gatos, ni tocarlos: Un asesino en internet» sigue a Deanna Thompson y John Green en su incansable búsqueda por desenmascarar al autor de estas crueles prácticas.
La serie ha sido alabada no solo por su intensa narrativa y el desarrollo de sus personajes, quienes se conocen a través del internet y se unen con el fin de localizar al criminal, sino también por cómo explora los rincones oscuros de la web. La utilización de Facebook, Google Maps y hasta una página web de venta de aspiradoras como elementos clave en la investigación demuestra cómo el documental convierte la cultura de internet en una aliada para la justicia.
Sin embargo, más allá del caso en sí, la producción invita a una reflexión profunda sobre el género del true crime. Destaca cómo la fascinación pública por el crimen puede involuntariamente promover las ansias de notoriedad de los criminales, alimentando una espiral de morbilidad y curiosidad que poco tiene que ver con la justicia real. Este aspecto, sumado a la incómoda pregunta sobre la responsabilidad indirecta del público en estos comportamientos, ofrece una mirada crítica y necesaria sobre el consumo de este tipo de contenido.
«A los gatos, ni tocarlos: Un asesino en internet» se erige así no solo como una serie sobre un crimen real y la búsqueda de justicia, sino también como un comentario sobre los límites éticos de la justicia impulsada por las redes sociales y su impacto tanto en los involucrados directamente en el caso como en aquellos observan desde la distancia. Una producción que, sin duda, deja tanto impacto por su temática oscilante entre la investigación y la reflexión ética, como por la habilidad de entretener e involucrar emocionalmente al espectador en esta moderna búsqueda del tesoro digital que desafía nuestros valores morales más profundos.