En un episodio reciente del magacín matinal de Antena 3, «Espejo público», Gonzalo Miró y el público no pudieron contener la risa al enterarse de que el programa contaría con la presencia de una telépata animal para intentar comunicarse con las mascotas del colaborador mediático. La telépata, Clara Martín, fue presentada con la promesa de arrojar luz sobre los pensamientos y emociones de los perros de Miró, generando una mezcla de expectación y escepticismo entre los presentes.
Clara, con años de experiencia en el campo, defendió su trabajo explicando que, a lo largo de su carrera, ha ayudado a muchas personas a entender mejor a sus mascotas a través de la comunicación telepática. Pese a enfrentarse a un notable escepticismo, afirmó que la precisión de sus lecturas, basadas en detalles muy específicos sobre la vida y entorno de las mascotas, ha sido la clave para sostener su credibilidad durante tanto tiempo.
Sin embargo, su intervención no estuvo exenta de controversia. El expolítico y co-presentador Toni Cantó puso en duda la legitimidad de la telepatía animal, argumentando la falta de base científica como principal punto de crítica. Su comentario desencadenó un debate en el plató sobre la aceptación de prácticas sin evidencia científica comprobada, dejando claro que, mientras algunos veían en Clara una oportunidad para entender mejor a sus animales, otros se mantenían firmes en su escepticismo.
La sesión con los perros de Miró, aunque corta, pareció satisfacer al menos parcialmente la curiosidad de los presentes. Clara afirmó que ambos animales estaban contentos con su dueño y compartió detalles sobre su relación y actividades conjuntas que, en teoría, solo podrían conocerse mediante una comunicación especial.
Aun así, el desafío de Cantó a Clara por proporcionar detalles más específicos y menos generalidades quedó sin respuesta debido a la intervención de Alonso Caparrós, quien quería que Clara hiciera una lectura de su propia mascota, seguido por el interés de Susanna Griso en hacer lo mismo con la suya. Esto truncó cualquier intento de demostración más contundente de las habilidades de Clara, dejando la puerta abierta a la duda y la curiosidad.
Este episodio de «Espejo público» no solo proporcionó un momento de diversión y desconcierto para la audiencia, sino que también puso de relieve el eterno debate entre la fe en lo inexplicable y la demanda de evidencia científica, una discusión que continúa siendo relevante en numerosos aspectos de la sociedad actual.