Después de alcanzar la impresionante cifra de 3.000 programas en La Sexta, la celebración de El Intermedio no se basó en la indiferencia. El presentador, Wyoming, quien ha estado al frente del programa durante casi dos décadas, eligió un enfoque honesto y audaz: confrontar a sus detractores directamente.

La ocasión fue celebrada con una edición especial de la sección «Díselo a la cara», organizada por el reportero Isma Juárez, donde el presentador tuvo la oportunidad de escucharse a sí mismo desde el otro lado de la pantalla. Como era de esperar, las opiniones no fueron suaves.

Una espectadora, con tono vehemente, le expresó: «Me espanta. Si lo veo, cambio de canal». Wyoming, en un ejemplo claro de su personalidad, reaccionó con la calma que lo caracterizaba, diciendo: “Me he quedado muy triste”, seguido de un toque de ironía ante el comentario. La autocrítica parece ser un arte que ha perfeccionado a lo largo de su trayectoria.

Algunos testimonios fueron incluso más directos. Un hombre, visiblemente molesto, dijo que su deber era dar la mano al presentador pero se marchó rápidamente sin dialogar: «Esto es un hater de manual», bromeó Wyoming, reflejando una actitud despreocupada ante las críticas más ásperas.

El momento más intenso de la noche llegó de la mano de Laura, una seguidora de competidores televisivos que no dudó en dejar claras sus opiniones. «No veo El Intermedio porque Wyoming va de pobre y tiene 400.000 pisos en Madrid», declaró. Se enfrentó a él sin tapujos, dejando claro que no le agradaba ni su aspecto ni su contenido, a lo que Wyoming, con acidez, respondió: “¿No te gusto?”.

A pesar del torrente de críticas, Wyoming se mantuvo firme en su esencia. La figura del presentador, capaz de encontrar humor incluso en una sala llena de detractores, brilla con particular fuerza. “Cuando alguien me reconoce en la calle, se manifiestan las dos Españas: los que te odian y los que te quieren”, reflexionó, recordando su lugar en la polarizada esfera mediática.

No todo fue un mar de reproches; hubo momentos de conexión genuina. Belén, una de las participantes, reconoció la distancia entre sus ideologías, pero evocó un recuerdo entrañable de un libro firmado por él. Su interacción resultó tan cordial que Wyoming se permitió bromear: «Es el tipo de gente que uno desearía que viviera eternamente, la gente que no odia».

A través de esta entrega especial, El Intermedio no solo celebró un hito en su trayectoria, sino que también ofreció una lección de televisión: convertir la crítica feroz en un espacio de comedia inteligente y humanidad. Wyoming, en todo su esplendor, demostró que su verdadero secreto reside en reírse primero de uno mismo. En un mundo donde las opiniones son a menudo consideradas cuchilladas, su habilidad para afrontar la adversidad con humor y dignidad es un espejo de la compleja realidad española.

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