En una reciente declaración, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha acusado a la líder opositora María Corina Machado de haber huido a España, siguiendo el ejemplo de Edmundo González, excandidato presidencial, quien abandonó el país a principios de septiembre. Este señalamiento se produce después de las elecciones del 28 de julio, marcadas por tensiones políticas y acusaciones cruzadas.
Maduro, durante un acto oficial relacionado con el sector cafetalero en Caracas, afirmó que tanto González como Machado, a quienes se refirió de manera peyorativa, eligieron España como destino de escape. Según el presidente, Machado envió previamente a alguien cercano a ella, cuyo nombre no reveló, posiblemente para preparar su llegada.
La respuesta de Machado no se hizo esperar. En una entrevista concedida a EVTV Miami, desmintió haber abandonado Venezuela, asegurando que se encuentra en el país y que el gobierno está desesperado por localizarla. La líder opositora fue más allá al afirmar que es Maduro quien se encuentra «en un universo paralelo», criticando su alejamiento de la realidad venezolana.
Estas declaraciones surgen en un contexto de agudas divisiones políticas en Venezuela. Por un lado, Edmundo González, quien partió hacia España reclamando asilo político ante una orden de arresto en su contra por presuntos delitos relacionados con la publicación de documentos que supuestamente demostrarían la derrota electoral de Maduro, mantiene su activismo desde el extranjero, buscando apoyo internacional.
Por otro lado, Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional, sugirió que Machado podría estar escondida en alguna embajada dentro de Venezuela, criticando la actitud de la oposición de incitar protestas que resultan en violencia y pérdida de vidas mientras sus líderes se encuentran seguros en el extranjero o en refugios diplomáticos.
Este cruce de acusaciones se produce mientras la Misión de la ONU ha acusado al gobierno venezolano de cometer crímenes de lesa humanidad, a lo que se suma el foco internacional sobre la situación de los derechos humanos y la democracia en el país. La tensión política en Venezuela, lejos de disminuir, parece aumentar con cada declaración, dejando un futuro incierto para sus ciudadanos y la comunidad internacional atenta a su evolución.