Descubriendo ‘Toledo Símbolo’ de Guerrero Malagón: Visitas Guiadas en su 40º Aniversario

Visitas guiadas al cuadro 'Toledo Símbolo', de Guerrero Malagón, en el 40 aniversario de su creación

Este viernes, la Diputación de Toledo se viste de gala para conmemorar el 40º aniversario de una emblemática pieza pictórica: ‘Toledo símbolo’, obra del artista Cecilio Mariano Guerrero Malagón, oriundo del municipio de Urda. El prestigioso cuadro ha tenido su lugar de honor en el Salón de Plenos de la institución desde 2014, y en esta ocasión especial se le rinde un merecido homenaje.

A partir de las 11:00 horas, el evento será encabezado por la propia presidenta de la Diputación, Concepción Cedillo, y contará con la presencia de familiares del pintor. La Diputación, mediante una nota de prensa, destaca que la obra ofrece una visión singular e integradora de la ciudad de Toledo, abarcando vistas de la provincia, así como sus festividades, tradiciones y pobladores.

El tributo a Guerrero Malagón incluirá también recorridos explicativos, disponibles cada media hora desde las 11:30 hasta las 13:30, facilitando así la oportunidad de conocer la obra durante la mañana. Además, habrá un segundo bloque de visitas entre las 18:00 y las 19:00 de la tarde.

El programa del día culminará con una conferencia a cargo de la bibliotecaria de Urda y biógrafa de Guerrero Malagón, Marivi Sánchez. La ponencia, titulada ‘Guerrero Malagón: memoria de Toledo’, promete profundizar en la figura del artista y su relación con Toledo.

El cuadro ‘Toledo Símbolo’ se eleva en la historia del arte local como una pieza destacada en la extensa producción de Guerrero Malagón. Este imponente lienzo no solo llama la atención por sus dimensiones, sino también por ser un encargo poco común en la exitosa trayectoria del pintor, quien habitualmente se caracterizó por ejercer su arte con completa libertad creativa.

En la obra se amalgaman pasiones y formas de representación ligadas a Toledo y su gente, logrando un equilibrio híbrido entre la fidelidad a la realidad y la amabilidad con que se proyecta la provincia y sus habitantes.

Tres elementos fundamentales constituyen la composición: el paisaje que sirve de fondo, la ciudad histórica que brinda sentido, y los ciudadanos que habitan estoicas dichas geografías. En particular, el paisaje extrapola la estética de la Escuela de Vallecas, con sobresalientes contribuciones de figuras artísticas como Benjamín Palencia y Alberto Sánchez. Se observan iconos regionales, tales como el cerro del Calderico de Consuegra, sobre los cuales se eleva un pueblo descrito como austero y trabajador. Estas imágenes dignifican lo popular sobre cualquier élite, proporcionando un contraste acusado entre lo tradicional y lo moderno.

El papel protagónico lo recibe la ciudad de Toledo; un escenario casi místico que, a pesar de parecer inerte, resuena con la vibrante historia de la región. En este contexto, los ciudadanos se materializan en una amalgama de personajes que, mediante ritos y costumbres, ilustran la diversidad y singularidad de la sociedad toledana.

El apogeo de la representación viene con la inclusión de la festividad del Corpus toledano, con su procesión y custodia, elementos elegidos por Guerrero para sintetizar el espíritu de Toledo en su pintura; es esta tradición religiosa la que, casi inadvertidamente, se establece como el símbolo definitivo de lo toledano en el imaginario del autor.

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