Muros romanos emergen en el yacimiento Cruz de Mayo en Brazatortas, Ciudad Real. Estos muros, que tienen un espesor de hasta metro y medio y una altura de hasta dos metros, están delimitando el recinto que albergaba estancias internas y un horno. Los hallazgos realizados durante las excavaciones confirman que este asentamiento tuvo importancia en épocas históricas que van más allá de la Edad de los Metales.
El alcalde de Brazatortas, Pablo Toledano, explica que se realizaron pequeñas excavaciones en las laderas del promontorio bajo la dirección de un equipo técnico formado por el profesor Víctor López Menchero, el doctor en historia Alfonso Monsalve y el arqueólogo David Oliver. Estas excavaciones revelaron la existencia de épocas del Cobre y del Bronce, alrededor del año 5.000 a.C., así como la presencia romana a través de varios denarios de la República romana.
Alfonso Monsalve, uno de los codirectores del proyecto, explica que este lugar, que ya estaba romanizado, permitió la vida de decenas de personas entre mediados del siglo II y mediados del siglo I a.C., una época marcada por conflictos civiles en toda Hispania. La presencia de proyectiles de plomo y su ubicación en la cima de una colina que ofrece una amplia visibilidad en el Valle del Ojailén, limítrofe con el Valle de Alcudia, evidencian que este enclave tuvo una función defensiva.
En el yacimiento, que data de finales de la etapa ibérica y principios de la etapa romana en Hispania, se han descubierto una serie de espacios y estructuras complejas, con pequeñas habitaciones muy cercanas entre sí. Los materiales encontrados indican que la población que habitaba este lugar no era muy rica. El equipo de arqueólogos no descarta la posibilidad de que exista otro yacimiento aún más grande en las laderas de la zona.
Los trabajos prospectivos comenzaron hace cuatro años como parte de un proyecto del Ayuntamiento para investigar el pasado y establecer un recurso turístico para el municipio de Brazatortas. Durante la primera campaña de excavaciones, se realizaron pequeñas excavaciones para determinar qué podían encontrar en el lugar. El equipo de arqueólogos conocía la ubicación, pero no tenían claro las cronologías ni el potencial del espacio. Sin embargo, pronto descubrieron que los romanos habían utilizado los materiales prehistóricos presentes en el yacimiento para construir sus estructuras, y cuando estas se derrumbaron, enterraron el yacimiento romano.
El contexto histórico de este lugar supone un interesante momento de transición entre los íberos y los romanos. Además del trabajo de campo, donde la restauradora Isabel Angulo se dedica a la consolidación de las estructuras, el laboratorio será clave para desentrañar más datos de los que se pueden observar a simple vista.
El yacimiento Cruz de Mayo, relacionado principalmente con la historia minera de la región, será objeto de visitas guiadas los viernes de septiembre y parte de octubre, para que la gente pueda apreciar el valor de este lugar histórico.
