Por primera vez, el equipo de Neuroinmuno-Reparación del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo ha descubierto células mieloides supresoras en el cerebro de pacientes con esclerosis múltiple. Estas células son esenciales para controlar la actividad de los linfocitos T, que son la principal causa del daño que se produce en esta enfermedad degenerativa. El equipo ha descubierto que existe una correlación directa entre la mayor abundancia de estas células en el tejido nervioso y una evolución menos severa de la enfermedad en pacientes con esclerosis múltiple primaria progresiva, una forma en la que la discapacidad aumenta paulatinamente desde el principio.
El análisis de estas células en la sangre de ratones de un modelo animal de esclerosis múltiple a través del biomarcador sirvió para predecir cómo sería su curso clínico. Cuantas más células presentaba cada ratón, menos afectación tendría en su sistema nervioso.
Los médicos responsables explican que los resultados obtenidos en el modelo animal les llevaron a comprobar esta misma idea en los pacientes, para la que establecieron un estudio colaborativo con neurólogos y servicios de neurología en diferentes hospitales en Toledo y Madrid. Durante el proceso, se confirmó que las células mieloides supresoras presentes en la sangre de 30 pacientes de esclerosis múltiple recurrente-remitente en su primer brote sin tratamiento se relacionaban con una mejor recuperación del brote un año después.
El objetivo es encontrar biomarcadores poco o nada invasivos, fácilmente medibles, para ayudar a pronosticar el futuro clínico o la respuesta a un determinado tratamiento para cada paciente.
El estudio, publicado en Acta Neuropathologica, contó con la participación de diversos investigadores de hospitales y universidades, y demuestra el gran potencial de las células mieloides supresoras como biomarcador de la severidad del curso clínico de la esclerosis múltiple.