Descubren 22 Cuerpos en Fosas Durante Instalación de Ascensor en Cuenca

Al menos 22 individuos aparecieron en las fosas halladas en las obras para instalar un ascensor en Cuenca

Durante la reciente instalación de un ascensor en el Casco Antiguo de Cuenca, el número 4 de la calle Andrés de Cabrera arrojó a la luz un hallazgo arqueológico de gran interés: los restos de al menos 22 individuos enterrados en la antigua iglesia de San Juan. Revelados a tan solo un metro de profundidad mientras se excavaba para instalar maquinaria, estos cuerpos son testigos mudos de una práctica común en la época.

El arqueólogo Michel Muñoz, encargado de la supervisión de las obras, confirmó que se descubrieron los cuerpos cuando se abrió un foso. Especificó que el sitio fue, en una época anterior, la iglesia de San Juan, una de las primeras edificaciones eclesiásticas a las que asistían personas de diferentes granjas y aldeas que circundaban la ciudad. Muñoz detalló que el acceso a un espacio de enterramiento en el atrio formaba parte de las tradiciones de estas comunidades, mientras que las familias más pudientes podían aspirar a ser sepultadas en el interior del recinto religioso.

El arqueólogo igualmente explicó la razón por la mezcla de restos en una sola tumba, ya que las parcelas funerarias eran adquiridas por familias que enterraban a sucesivas generaciones en el mismo lugar, realojando ocasionalmente los restos más antiguos para dar cabida a los recién fallecidos. La posibilidad de que estas fosas cambiaran de propietarios a medida que algunas familias desaparecían o se mudaban del área explicaría la concentración de individuos en un único punto.

Curiosamente, uno de los cuerpos encontrados aun vestía botas con un tipo específico de clavo, utilizado entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, lo que sugiere que, aunque el entierro en el interior de las iglesias fue prohibido por razones de higiene en el siglo XIX, la norma no logró una implantación inmediata.

Muñoz continúa la exhaustiva tarea de estudiar los restos encontrados, no descartando que la cifra de individuos pueda aumentar. Este descubrimiento confirma los modos de entierro de aquel tiempo y brinda mayor profundidad en la comprensión de las tradiciones locales.

El edificio no solo ha sido parte de este descubrimiento arqueológico, sino que también abriga interrogantes sobre su estructura original. Los estudios realizados por Muñoz indican que el edificio de la calle Andrés de Cabrera pudo haber conservado partes de su estructura medieval original, desmintiendo la creencia de que había sido completamente reformado en los años 70. Imágenes inéditas confirmaron que el inmueble fue la única estructura que no fue destruida durante esa época, sugiriendo que podría contener la puerta medieval más antigua que se conserva en el Casco Antiguo de Cuenca.

Este hallazgo no solo enlaza el presente de la ciudad con su rico pasado, sino que también contribuye a un entendimiento más exacto del patrimonio e historia de Cuenca. Conforme continúa la investigación, el interés público y académico en estos descubrimientos augura nuevas revelaciones sobre la vida y la muerte en la antigua Cuenca.

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