Tonga se enfrenta a un hito histórico al debatir en su Parlamento una propuesta pionera para otorgar personalidad jurídica a las ballenas. Esta medida, conocida como «Te Mana o te Tohorā» o “Autoridad de la Ballena”, busca reconocer a estos majestuosos mamíferos el derecho a existir, reproducirse y vivir en un entorno marino saludable. Impulsada por la princesa Angelika Lātūfuipeka Tukuʻaho durante la Conferencia de la ONU sobre los Océanos, la iniciativa invita a replantear la relación entre la humanidad y el océano, elevando a las ballenas de meros recursos a seres sintientes con derechos inherentes.
La conexión cultural entre los tonganos y las ballenas, enraizada en sus leyendas y cosmovisión, refuerza la relevancia de este proyecto. Para los tonganos, las ballenas son guardianes del océano, reflejando una simbiosis que puede ser llevada a un marco jurídico moderno. Expertos como el antropólogo Tēvita Ka’ili y la especialista Michelle Bender consideran que este reconocimiento legal es clave para preservar la biodiversidad y reafirmar la responsabilidad que los humanos tienen sobre el mar.
La propuesta revive el legado del rey Tāufa’āhau Tupou IV, quien prohibió la caza de ballenas en 1978, y destaca la importancia de estos seres en la estabilidad climática, al almacenar carbono y fertilizar el fitoplancton. Con esta iniciativa, Tonga no solo se posiciona como líder en la conservación, sino que también teje un vínculo profundo entre tradición cultural y legislación ambiental contemporánea.
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