El Tribunal Supremo de Hong Kong ha declarado culpable a Jimmy Lai, un destacado empresario y editor prodemocracia de 78 años, por conspiración con fuerzas extranjeras y sedición. Este fallo, emitido tras un juicio que ha durado cinco años, podría llevar a Lai a enfrentar una pena de cadena perpetua. La lectura del veredicto generó gran expectativa mediática y tuvo lugar en un ambiente de estricta seguridad, con la presencia de diplomáticos de países occidentales como el Reino Unido, que ha criticado el proceso como politizado y injusto.
La jueza Esther Toh, alineada con el tribunal, subrayó que Lai había conspirado para socavar la seguridad nacional y que albergaba «odio» hacia China. El caso ha resurgido tensiones internacionales, destacándose el interés del gobierno británico en el bienestar de Lai, quien ha estado encarcelado desde 2020 y cuyo periódico, el Apple Daily, fue cerrado después de una redada policial. La defensa argumentó que las acciones de Lai y su medio estaban dentro del marco legítimo de la libertad de prensa y que las acusaciones representaban una distorsión de la sedición.
El juicio se ha visto marcado por la exclusión de un abogado británico y se celebró sin jurado, lo que ha levantado más críticas sobre la independencia del poder judicial en Hong Kong. La situación de Lai, cada vez más preocupante a medida que pasa el tiempo en aislamiento, ha atraído la atención internacional, mientras que Pekín rechaza las acusaciones de injerencia extranjera, afirmando que el sistema judicial en Hong Kong opera conforme al derecho local. Este caso no solo es emblemático de la represión de la disidencia en la región, sino que también simboliza la erosión de las libertades civiles que ha caracterizado a Hong Kong tras la implementación de la Ley de Seguridad Nacional en 2020.
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