Durante una reciente reunión en Washington, el presidente estadounidense, Donald Trump, dio un giro inesperado al respaldar potencialmente la continuidad de las importaciones de petróleo y gas ruso por parte de Hungría, país dirigido por su aliado Viktor Orbán. A pesar de haber instado a naciones europeas a suspender dichas compras, Trump sugirió que Hungría podría ser una excepción debido a sus dificultades para acceder a recursos energéticos alternativos. Esta postura podría generar tensiones en la coalición occidental que busca presionar a Moscú.

Orbán, quien acudió a la cita en busca de apoyo, ya ha promulgado este encuentro como un triunfo para su nación. Manifestó que Hungría está destinada a mantener los precios de energía más bajos gracias a acuerdos favorables, como la excepción para los oleoductos Turco y Druzhba. Al frente de un país que depende enormemente del suministro ruso, el primer ministro enfatizó que una interrupción de estas importaciones provocaría un duro golpe a la economía húngara, advirtiendo que su rendimiento podría caer un 4% de inmediato.

La situación se enmarca en un contexto más amplio de sanciones occidentales contra Rusia por su invasión a Ucrania. Aunque Trump ha propuesto sanciones significativas contra la industria energética rusa, su reciente declaración sobre Hungría parece crear una notable disparidad en la aplicación de dichas políticas, lo que podría complicar aún más la dinámica de la OTAN y la respuesta colectiva ante la amenaza rusa.

Artículo resumido que puedes leer completo aquí

Scroll al inicio
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.