Eduardo Casanova ha decidido romper el silencio sobre un aspecto fundamental de su vida: su diagnóstico de VIH. Este anuncio, realizado por el actor, director y guionista el pasado jueves, ha llegado en un momento donde la visibilidad y la normalización del VIH siguen siendo temas delicados en la sociedad. A través de un emotivo comunicado, Casanova ha compartido su historia en forma de documental, un proyecto que está desarrollando junto a Atresmedia y Producciones del Barrio, la productora de Jordi Évole.
El fragmento del documental que se hizo público en redes sociales revela un viaje personal cargado de emociones, en el que Casanova confronta el estigma que, durante años, lo llevó a mantener en secreto su condición. «Hoy rompo este silencio tan desagradable y doloroso», expresó. Este acto no es solo una declaración de valentía; es un llamado a la dignidad, un concepto que enfatiza como clave para que otras personas en su situación puedan hablar sin miedo.
Las reacciones no se han hecho esperar. Jordi Évole, uno de los referentes del periodismo y la producción en España, mostró su respaldo a Casanova. En una publicación en X, compartió que ha hablado sobre el VIH con él durante casi tres años y reconoció el valiente acto de compartir su historia. «Gracias por elegirme como pareja en este baile. He aprendido mucho a tu lado. Ahora empieza lo mejor», escribió, resaltando no solo la profesionalidad, sino también el lazo personal entre ambos.
Casanova reveló cifras impactantes que ponen en contexto su decisión de hablar. Afirmó que aproximadamente el 80% de las personas que viven con VIH nunca han compartido su diagnóstico con nadie, un hecho que refleja el estigma persistente que rodea esta condición. A pesar de los avances médicos en el tratamiento del VIH, el miedo y el aislamiento continúan siendo realidades para muchos.
El documental, que se estrenará en cines en 2026, no solo traerá su historia personal al público, sino que también representa un esfuerzo por generar conciencia sobre el VIH en la sociedad contemporánea. «Lo hago por mí, pero deseo que esto pueda ayudar a más gente», afirmó, mostrando su deseo de que esta exposición sirva de inspiración para otros que se encuentran en situaciones similares.
Esta no es la primera vez que Casanova utiliza su arte para abordar el tema del VIH. En su reciente obra «Silencio», presenta una narrativa que conecta el miedo y la exclusión a través de una historia de vampiras que reflejan el aislamiento en tiempos de crisis sanitarias, estableciendo paralelismos entre pandemias pasadas y presentes.
A medida que se desarrollan los eventos relacionados con su documental, la comunidad espera que la valentía de Eduardo Casanova contribuya a desestigmatizar el VIH, fomentando una conversación abierta y empática sobre la realidad de quienes viven con este virus. Su historia es un recordatorio de que la dignidad y la empatía pueden ser poderosas herramientas en la lucha contra el rechazo y la ignorancia.

















