Dan Driscoll, hasta hace poco un nombre desconocido para la mayoría de los estadounidenses, ha emergido inesperadamente como una figura clave en el complejo escenario geopolítico actual. Hasta el 20 de noviembre, su labor como secretario del Ejército se limitaba a las tareas administrativas del Pentágono, donde gestionaba recursos y personal. Sin embargo, su reciente reunión con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, marcó un giro en su carrera y lo convirtió en el rostro del esfuerzo de la administración Trump por alcanzar un acuerdo de paz en Ucrania, en medio de una situación crítica en el conflicto con Rusia.
Originalmente, el viaje de Driscoll a Ucrania estaba planeado para abordar cuestiones técnicas sobre drones, un área donde tiene experiencia. No obstante, la Casa Blanca le instruyó en el último momento a presentar un plan de paz de 28 puntos, que ya había suscitado inquietudes en Ucrania y entre sus aliados europeos. Desde entonces, Driscoll ha liderado negociaciones con las autoridades ucranianas y ha colaborado en encuentros con delegaciones rusas para tratar de ajustar los términos del acuerdo, un papel que algunos analistas consideran que se debe a la falta de confianza en otros miembros del gabinete, como el secretario de Defensa, Pete Hegseth.
La creciente influencia de Driscoll también se vincula a su cercanía con J.D. Vance, el vicepresidente de Estados Unidos, quien lo ha apoyado en su ascenso político. Sin embargo, su mensaje durante las conversaciones en Kiev fue contundente: enfatizó la grave situación en el frente y sugirió que Ucrania podría estar perdiendo la guerra, instándoles a considerar un acuerdo. Esto ha provocado tensiones internas en la administración Trump sobre cómo proceder en el conflicto, evidenciando que la diplomacia de Driscoll parece alinearse con un enfoque más favorable a concesiones a Rusia, en contraste con la postura más resistente de otros diplomáticos estadounidenses.
Artículo resumido que puedes leer completo aquí

















