El auge de la conectividad satelital directa al móvil, liderada por Starlink pero con múltiples contendientes en una carrera espacial sin precedentes, podría reconfigurar para siempre la industria de las telecomunicaciones globales. Pero también plantea nuevos riesgos de concentración de poder y vigilancia.
Durante más de una década, el debate sobre el futuro de la conectividad se centró en la carrera entre las tecnologías 4G, 5G e incluso 6G. Las operadoras móviles tradicionales construyeron su narrativa en torno a la promesa de velocidades ultrarrápidas, baja latencia y redes densamente desplegadas en torres urbanas. Pero mientras los consumidores y gobiernos aún trataban de digerir los efectos y costes del 5G, una nueva revolución ha comenzado a asomar por el horizonte: la conectividad satelital directa al dispositivo, o Direct-to-Cell.
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Y esta vez, el cambio no viene impulsado por los grandes grupos telco, sino por actores espaciales que han invertido miles de millones en constelaciones de satélites de órbita baja (LEO). SpaceX con Starlink lidera la vanguardia, pero una batalla épica se está librando en el espacio con múltiples contendientes que prometen cambiar las reglas del juego para siempre.
El primer país europeo en adoptar este modelo será Ucrania, gracias a un acuerdo entre el operador Kyivstar y Starlink. Pero lo que empieza como una solución en tiempos de guerra, podría convertirse en la mayor disrupción de la historia de las telecomunicaciones móviles.
La nueva carrera espacial: más allá de Starlink
Aunque SpaceX domina los titulares con sus más de 7.000 satélites operativos, la batalla por el Direct-to-Cell apenas ha comenzado. AST SpaceMobile, con sede en Texas, ya ha demostrado llamadas telefónicas desde el espacio con teléfonos sin modificar y planea lanzar 60 satélites adicionales en los próximos 6-9 meses. Su propuesta es especialmente disruptiva: sus satélites BlueBird tienen antenas desplegables de 693 pies cuadrados, entre las más grandes en órbita baja, lo que les permite alcanzar directamente teléfonos móviles convencionales.
La estrategia de AST es agresiva: esperan comenzar servicios comerciales en Estados Unidos en julio de 2025, con cobertura completa de 5.600 sitios celulares orbitales. Ya tienen acuerdos con AT&T, Verizon y Vodafone, sirviendo colectivamente a más de 2.800 millones de suscriptores.
Pero la competencia no duerme. Amazon Project Kuiper, tras años de retrasos, ha comenzado el despliegue de su constelación con el lanzamiento de 27 satélites operativos en abril de 2025. Con una meta de 3.236 satélites y un presupuesto de hasta 10.000 millones de dólares, Amazon debe cumplir el plazo de la FCC de tener 1.618 satélites en órbita para julio de 2026.
Lynk Global toma un enfoque diferente con satélites más pequeños pero desplegándose desde 2019. La compañía proyecta generar 175 millones de dólares en ingresos anualizados para el cuarto trimestre de 2025, y ya tiene acuerdos con más de 30 operadores móviles globalmente.
«Estamos ante un cambio de paradigma. El Direct-to-Cell convierte cualquier punto del planeta en un nodo potencial de conectividad. Ya no hablamos de cobertura local, sino de acceso orbital permanente. Esto desactiva muchas de las ventajas competitivas históricas de las grandes telcos», explica David Carrero, experto en infraestructura cloud y cofundador de Stackscale (Grupo Aire).
Los jugadores establecidos contraatacan
Mientras los nuevos actores espaciales avanzan, las fuerzas tradicionales del sector satelital no permanecen inmóviles. Eutelsat OneWeb, la fusión del gigante francés con la británica OneWeb, ya ha logrado conectar exitosamente su constelación LEO a redes 5G, siendo el primer test comercial usando protocolos de próxima generación para smartphones.
OneWeb completó su constelación de 648 satélites a mediados de 2023 y opera globalmente, aunque su enfoque principal ha sido el mercado empresarial y gubernamental más que el consumidor directo. Eutelsat planea lanzar 100 nuevos satélites para 2026 con integración 5G mejorada.
Telesat Lightspeed de Canadá representa otro modelo interesante. Con un financiamiento completado de 2.540 millones de dólares canadienses respaldado por los gobiernos de Canadá y Quebec, planea lanzar sus primeros satélites a mediados de 2026. Su constelación inicial de 198 satélites está diseñada para ofrecer conectividad de nivel empresarial con velocidades de gigabits por segundo.
La geopolítica del cielo
Pero esta revolución tecnológica está lejos de ser neutral políticamente. La dependencia de Starlink en conflictos geopolíticos ha demostrado tanto el poder como los riesgos de centralizar la conectividad global en pocas manos. El caso polaco es ilustrativo: después de que Elon Musk respondiera «Calla, hombrecito» al ministro de exteriores que sugirió buscar alternativas a Starlink, países como Polonia buscan activamente otros proveedores.
Taiwán ha descartado Starlink debido a los vínculos comerciales de Musk con China y está en conversaciones con Amazon Kuiper. Esta fragmentación geopolítica está creando mercados regionales diferenciados donde la confianza política puede ser tan importante como la capacidad tecnológica.
«La concentración del acceso global a la red en manos de muy pocos actores tecnológicos supone un riesgo estructural. Desde Europa debemos trabajar por una soberanía digital real, que combine infraestructuras satelitales propias, normativas comunes y estándares abiertos», advierte Carrero.
El modelo de negocio que lo cambia todo
La revolución Direct-to-Cell no solo es tecnológica: está redefiniendo completamente los modelos de negocio de las telecomunicaciones. Lynk ofrece tanto modelos de compartición de ingresos como basados en uso, con paquetes diarios, semanales o por mensaje. AST SpaceMobile espera generar entre 50-75 millones de dólares en la segunda mitad de 2025.
Los operadores tradicionales están siendo forzados a elegir socios satelitales: En Estados Unidos, T-Mobile trabaja con Starlink, mientras AST SpaceMobile se ha aliado con Verizon y AT&T. Las operadoras que no aseguren un socio satelital podrían encontrarse en desventaja competitiva masiva.
La diferenciación tecnológica es crucial. Mientras T-Mobile y SpaceX planean usar espectro de 1.9 GHz con características de propagación limitadas, Lynk y AST SpaceMobile usan frecuencias sub-1 GHz con mejor cobertura.
El factor Amazon: cuando el retail entra al espacio
La especulación sobre una posible adquisición de AST SpaceMobile por Amazon por hasta 80.000 millones de dólares ilustra cómo los gigantes tecnológicos ven el Direct-to-Cell como una pieza clave de sus ecosistemas digitales. Amazon ya está explorando sinergias entre Project Kuiper y Amazon Web Services (AWS), mientras que Microsoft ha integrado Starlink en su ecosistema Azure.
«El Direct-to-Cell es el preludio de un mundo hiperconectado desde el espacio. Pero si no hay regulación, diversidad de proveedores y gobernanza transparente, estaremos cediendo demasiadas llaves del futuro a muy pocas puertas», concluye Carrero.
Los desafíos técnicos y regulatorios
No todo es optimismo en este nuevo mundo satelital. Con Starlink realizando 50.000 maniobras de evitación de colisiones cada seis meses y Project Kuiper orbitando ligeramente más alto, la gestión del tráfico espacial se vuelve crítica.
El colapso de dos días de OneWeb en Año Nuevo 2024 debido a un error de software que no contabilizó el año bisiesto demuestra que incluso las constelaciones operativas enfrentan riesgos operacionales significativos.
Los marcos regulatorios también están fragmentados. Lynk necesita aprobaciones regulatorias en cada país donde planea operar, mientras que otros operadores navegan laberintos burocráticos diferentes en cada región.
La ventana de oportunidad: 2025-2027
Los próximos tres años serán decisivos. Lynk planea desplegar cerca de 1.000 satélites para 2025 para cobertura global continua. Telesat comenzará lanzamientos a mediados de 2026. Amazon debe cumplir su deadline de julio 2026 para mantener su licencia de la FCC.
Esta convergencia temporal creará una ventana de intensa competencia donde múltiples constelaciones estarán luchando simultáneamente por cuota de mercado, socios operadores y aprobaciones regulatorias.
¿Y si esta es la última generación de operadores móviles tradicionales?
Si las predicciones se cumplen, para 2025 podríamos ver servicios de voz y banda ancha satelital compitiendo directamente con redes terrestres. En ese escenario, muchas operadoras nacionales pasarán de ser proveedores a meros distribuidores de servicios satelitales.
Su valor diferencial desaparecerá en zonas rurales, de montaña o en países emergentes, donde la inversión en torres nunca fue rentable. En grandes ciudades, solo sobrevivirán aquellas que logren ofrecer algo más: tarifas empaquetadas, servicios añadidos, integración con plataformas o experiencias exclusivas.
Conclusión: la conectividad del futuro no tendrá fronteras… ni contrapesos
El ascenso del modelo Direct-to-Cell representa una evolución lógica de la conectividad global, pero también un peligroso cambio en el equilibrio de poder. Lo que hoy parece una solución innovadora para zonas sin cobertura, puede convertirse mañana en la única red que importe, gestionada por muy pocas manos.
La era del 4G y 5G puede quedar como una transición breve hacia un modelo donde el acceso a la red es universal, pero no necesariamente neutral. Y mientras la mayoría celebra la cobertura satelital como un avance sin precedentes, conviene preguntarse: ¿quién controla el cielo?
Con múltiples constelaciones desplegándose simultáneamente, la ventana para una regulación efectiva se está cerrando rápidamente. La próxima década determinará si tendremos un ecosistema competitivo de conectividad espacial o si unas pocas corporaciones tecnológicas controlarán las comunicaciones globales desde las estrellas.
Datos clave del sector Direct-to-Cell en 2025:
Starlink (SpaceX): Más de 7.000 satélites operativos, partnership con T-Mobile AST SpaceMobile: 5 satélites comerciales, acuerdos con AT&T/Verizon/Vodafone, 60 satélites adicionales en 2025 Amazon Project Kuiper: 54 satélites desplegados, meta de 1.618 para julio 2026 Lynk Global: 3 satélites operativos, contratos con 30+ operadores, servicios comerciales desde 2025 Eutelsat OneWeb: 648 satélites operativos, integración 5G demostrada Telesat Lightspeed: 198 satélites planificados, lanzamiento desde mediados de 2026
fuente: Noticias Redes Sociales