En un mundo donde el acceso a la vivienda parece cada vez más un lujo inalcanzable para muchos, historias de innovación y perseverancia como la de Damian Gordon, un joven australiano de Nueva Gales del Sur, brillan con luz propia. A través de una disciplina poco convencional, recogiendo latas y botellas durante siete años, Gordon ha logrado lo que para muchos podría parecer un sueño: comprar su propia casa. Este logro no solo resalta su dedicación personal, sino que también enfatiza la importancia y el impacto del reciclaje.
Desde 2017, Gordon emprendió un viaje singular, iniciando su proyecto sin más expectativa que mantenerse activo y ahorrar algo de dinero, sin imaginar dónde lo llevaría su empeño. Lo que empezó como una actividad de bajo perfil pronto se convirtió en un compromiso serio con el medio ambiente, llevándolo a eventos masivos, desde festivales de música hasta playas, recolectando cuanto envase reciclable se cruzaba en su camino. Su historia, reportada por Europa Press y ABC News Australia, muestra un profundo contraste con la creciente crisis de vivienda, marcando un ejemplo de cómo pequeñas acciones pueden acumular una gran diferencia.
A lo largo de estos años, Gordon recolectó más de 450,000 envases, lo que gracias al programa Return and Earn de Australia, que recompensa con 10 céntimos por cada envase devuelto, se tradujo en una suma que supera los 46,000 dólares australianos (aproximadamente 41,000 euros). Este dinero le permitió dar el gran paso de comprar una pequeña pero acogedora casa de dos habitaciones, una «antigua choza de pescadores» como él la describe, en la costa central de Nueva Gales del Sur.
Más allá del logro económico, Gordon ha transmitido un mensaje poderoso sobre el consumo responsable y la sostenibilidad. El joven australiano critica la mentalidad de «usar y tirar» predominante en la sociedad, argumentando que un cambio de actitud es esencial. Aun como propietario de una vivienda con hipoteca, Gordon no tiene intenciones de dejar atrás el hábito del reciclaje, demostrando que se ha convertido en una parte integral de su vida.
Si bien la experiencia de Gordon es única, está lejos de ser un caso aislado. En España y otros países, se están desarrollando iniciativas similares a través de sistemas de ‘reverse vending’, que ofrecen dinero o descuentos a cambio de botellas y latas recicladas. Aunque la recompensa por envase es menor, estas iniciativas promueven una cultura de reciclaje y cuidado ambiental, premiando a quienes contribuyen al bienestar del planeta.
La historia de Damian Gordon no solo es un testimonio de perseverancia e ingenio, sino que también sirve como un recordatorio de que cada acción, por pequeña que sea, cuenta hacia la construcción de un mundo más sostenible y accesible para todos. En medio del aumento previsto de los alquileres por parte del INE para mayo de 2025 y consejos de figuras como el millonario español José Elías sobre cómo lograr una vivienda más económica y rentable, el ejemplo de Gordon demuestra que las soluciones pueden venir de los lugares más inesperados, impulsando un cambio positivo tanto en el medio ambiente como en la vida de las personas.