Declarada la Presa de Moracantá en Villaminaya (Toledo) Bien de Interés Cultural

Publicada la declaración de la Presa de Moracantá de Villaminaya (Toledo) como Bien de Interés Cultural

El Diario Oficial de Castilla-La Mancha ha hecho pública, este miércoles, una información de relevante interés cultural para la región y, en particular, para la localidad de Villaminaya, en Toledo. Según el acuerdo del Consejo de Gobierno, la Presa de Moracantá ha sido declarada Bien de Interés Cultural, adquiriendo la categoría de Monumento.

Diario CLM recogió que la Presa de Moracantá es una destacada obra hidráulica que data de la época altoimperial romana. Originalmente, este monumento fue concebido para el abastecimiento de agua, desempeñando un papel esencial en la ingeniería y gestión de recursos acuáticos de la región.

El lugar en el que se emplaza la presa no solo evoca el importante legado romano, sino que también revela vestigios de la historia más tardía. Restos de enterramientos datados en época tardoantigua testimonian la continuidad de uso del espacio y de la infraestructura a través de los sucesivos periodos históricos, configurando un paisaje cultural de gran profundidad cronológica.

La estructura misma de la presa consiste en dos significativos muros yuxtapuestos, fabricados con una técnica romana de hormigón que incorpora piedras y cantos seleccionados procedentes de la inmediaciones. Esta sólida construcción demuestra el nivel de destreza de la ingeniería romana y su capacidad para crear obras duraderas con los materiales disponibles en su tiempo.

Con unas dimensiones notables para la época, la presa presenta un azud de 44 metros de largo, 2 metros de espesor y 2 de altura. Se extiende a lo largo del curso del arroyo de Prado Redondo, interpuesto a unos poco más de 8 metros de otro curso fluvial, el del arroyo Fuente Recén. Fue erigida durante el Alto Imperio Romano, entre los siglos I y II después de Cristo, con fines múltiples: no solo garantizaba la reserva de agua para los meses más costosos en términos hídricos, sino que también regulaba el curso de los arroyos en su punto de encuentro.

La región no solo es famosa por su patrimonio hidráulico, sino también por su papel en diferentes sucesos de relevancia militar. Villaminaya y sus alrededores han sido escenario de confrontaciones hitóricas como la batalla de Guazalete en el año 742, la resistencia frente a las tropas de Mohamed I de Córdoba en 854, y más recientemente, la batalla de Almonacid en 1809, que se enmarca en la Guerra de la Independencia. Todos estos eventos han dejado una huella indeleble en la memoria y la identidad de la región.

La declaración de la Presa de Moracantá como Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento remarca no solo su importancia como muestra deslumbrante del ingenio y labor de civilizaciones pasadas, sino también su papel como guardián silente de la historia más dilatada. La protección y conservación de este legado se perfila así como un eje prioritario en las políticas de patrimonio cultural de Castilla-La Mancha.

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