El autor confeso de la muerte a puñaladas de su mujer en mayo de 2021 en el domicilio que aún compartían en la localidad guadalajareña de Alovera (Guadalajara) no ha negado en ningún momento que matara a su esposa, pero sí ha declarado que él no es un asesino, sino que la mató «intentando» cogerle los cuchillos que ella tenía en las manos para evitar que siguiera amenazándole.
Esta es la declaración que ha realizado A.M.C en el primer día de la vista con jurado popular que se sigue en la Audiencia Provincial de Guadalajara por la muerte, tras diez puñaladas, de N.C.G. en 2021, a manos de su esposo.
Unos hechos por los que la Fiscalía pide 24 años por entender que fue un asesinato con alevosía y violencia de género, mientras que la Defensa pide 10 años de cárcel entendiendo que se trata de un homicidio y que entre las circunstancias atenuantes concurre la confesión de los hechos.
«Yo cogí los cuchillos de sus manos y ahí fue donde yo me volví, no sé si loco», ha señalado, reconociendo que perdió la cabeza, pero insistiendo en que fue durante el forcejeo cuando él se hizo con los cuchillos de las manos de su esposa y que no los cogió él de la cocina como se sostiene desde el Ministerio Fiscal. «La maté en no sé qué arrebato. No sé cómo pasó», ha señalado el acusado en su relato de los hechos.
El acusado solo ha respondido a preguntas de su Defensa y ha señalado que, ese día, su mujer llegó «rara, con ironía» a casa, que fue ella quien empezó a increparle por una camiseta y por los perros y que luego le insultó llamándole «maricón de mierda».
Entonces, le dijo que lo dejara tranquilo y ella cogió los cuchillos y dirigiéndose de nuevo a él, volvió a provocarle verbalmente.
Ahí fue cuando, según ha señalado el autor confeso, él le dijo: «estás mal de la cabeza», a lo que ella le increpó y le llegó a decir que le iba a matar mientras le insultaba, a lo que el acusado le respondió también con insultos.
«Jamás he sido una persona celosa y soy culpable de haberla matado y pido perdón a toda la familia. No quiero compasión de nadie pero no soy un asesino», ha declarado.
Así, ha llegado a decir que prefería pagar en la cárcel por 25 años pero que no le consideren un asesino, insistiendo en que él solo trató de defenderse, añadió llorando. «Mi mayor pena es que ya no está. Ojalá hubiera sido yo, no puedo cambiarlo pero ojalá me lleve Dios pronto con ella», ha afirmado.
NO LE PROHIBÍA NADA
También ha señalado que a él le gustaba ver a su mujer arreglada y que jamás le prohibió nada con relación a su forma de vestir ni al uso de las redes insistiendo en que cuando ocurrieron lo hechos él estaba «totalmente derrotado e ido», y que tras los hechos, llamó intuitivamente a su sobrino porque es de los primeros que tiene en la lista y luego al 112 para pedir ayuda.
«Creo recordar que dije que, por favor, vinieran que creía que había matado a mi mujer», ha apuntado incidiendo nuevamente en que hubo un forcejeo en el que él había tratado en todo momento de sujetar a su mujer para que no sucediera nada, pero que uno de los cuchillos se clavó fortuitamente y que él llegó un momento en el que perdió la noción por el estado de nervios que sufría.
FISCAL VE CONTRADICCIONES
El Ministerio Fiscal, que pide 24 años por estos hechos, no solo no ha creído al autor de los hechos sino que considera que ha habido contradicciones en su declaración, y por eso ha querido aportar alguna documentación que se verá a lo largo de la vista.
Según la Fiscalía, la relación de la pareja estaba deteriorada y fue él quien cogió un cuchillo de la cocina y cuando ella se encontraba sin posibilidades de defenderse, le propinó 10 puñaladas «con horribles lesiones», calificando este crimen dentro de los llamados de violencia de género, realizado, además, cuando ella estaba indefensa.
Y es que, para el Ministerio Fiscal la víctima murió degollada y con numerosas puñaladas que el atravesaron zonas vitales, entendiendo que se trata de un asesinato en el que concurre la alevosía porque fue un ataque «repentino y traicionero», en el que él se aprovechó de la indefensión de la víctima, que quedó atrapada en el pasillo de su vivienda mientras su marido la atacaba una y otra vez.
Para el Ministerio Fiscal hablar de arrebato, como pretende la Defensa, es una «burla».
Por su parte, la Acusación Particular pide 25 años de prisión para el autor confeso, uno más que el Ministerio Fiscal, entendiendo que al margen del agravante de parentesco se da el agravante de género sin que ambos sean compatibles, asegurando que el acusado, que actualmente se encuentra en prisión preventiva, es una persona celosa y controladora que en el momento de los hechos actuó de forma fría.
La Defensa, además del atenuante de confesión habla de un «arrebato pasional» y asegura que la muerte solo fue consecuencia de una de las puñaladas que sufrió la víctima, el corte en el cuello.
A lo largo de estos días, además de la pruebas testificales se presentará la prueba pericial y la documental.