No podemos mirar hacia otro lado, como se viene haciendo, ante el estado tan lamentable en el que se encuentra la mayoría de los profesionales de nuestra comunidad, entre ellos los arquitectos, hasta el punto que se podría decir que, junto con los autónomos (la gran mayoría de ellos lo son), los trabajadores de las pequeñas empresas y los pequeños empresarios, son los nuevos “esclavos del siglo XXI”.

Sin apenas derechos, y con todas las obligaciones y responsabilidades a las que el Sistema les somete, trabajan todos los días en un mercado laboral cada vez más complejo, precario y competitivo, sin más red que su propia valía profesional, su salud, y su menguado patrimonio personal, que las más de las veces termina en manos de los que gestionan el Poder a su conveniencia (Hacienda, Banca, Multinacionales, Grandes Empresas, etc.).

Sin embargo, este grupo de marginados del sistema, constituyen la fuerza laboral más activa, creativa e imaginativa (las más de las veces por necesidad, otras por vocación) de nuestra sociedad, constituyendo el auténtico pilar básico de nuestra economía regional, la piedra angular.

El contrato social se ha roto, el poder político, económico y social, se ejerce para defender los propios intereses partidistas, dejando a la antigua clase media y a los jóvenes, ahora esclavos, en la precariedad más absoluta y sin medios dignos de supervivencia.

Así, la mayoría de los egresados de las universidades, arquitectos, ingenieros, aparejadores, abogados, arqueólogos, economistas, etc., no encuentran trabajo de acuerdo a su titulación universitaria (actualmente sólo el 30% puede vivir de su trabajo con una cierta dignidad, el resto vive precariamente o se ve obligado a emigrar), lo que supone un enorme despilfarro de recursos, amén de un despropósito social que no aboca más que al empobrecimiento y frustración.

El viejo esquema de reparto de poder entre administración, sindicatos y patronal ha dejado de funcionar porque el mercado de trabajo ha cambiado totalmente en la era de la información y el conocimiento, y es aquí donde hay que dar cabida a autónomos y profesionales, entre ellos los arquitectos, como un nuevo agente social importante, si no queremos tener en la marginación a una parte muy importante de nuestra sociedad, constituida sobre todo por los jóvenes menores de 40 años.

El 19 de Enero se clausuró el 1º Congreso de Profesionales celebrado en España organizado por Unión Profesional, con unas propuestas muy interesantes entre las que destacan la lucha por un Estatuto del Profesional Europeo que ya se está impulsando en toda Europa para que los profesionales no permanezcan excluidos del sistema, y puedan gozar de los mismos derechos y prestaciones que el resto de los trabajadores.

Pero los profesionales y sobre todo los jóvenes ya no pueden aguantar más, y como estamos viendo, ya han iniciado el cambio político que se está dando y que pronto será vertiginoso, como respuesta a un Sistema conservador que los margina y los olvida. Como dice Fernando Jáuregui, nunca ha existido en este país una brecha generacional tan importante.

Y es que, los jóvenes, entre ellos los jóvenes arquitectos, ya se están dando cuenta que no sólo los mayores tenemos derechos adquiridos, sino que ellos también tienen derecho a adquirirlos.

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