Hoy, en un acto significativo, el presidente Donald J. Trump entregará la recién establecida Medalla de Defensa Fronteriza Mexicana a miembros de las fuerzas armadas de Estados Unidos. Este reconocimiento tiene como objetivo celebrar el trabajo excepcional de estos individuos en la protección de la frontera sur del país y en la defensa de la soberanía estadounidense.
Bajo el liderazgo decidido del presidente Trump, la frontera sur ha experimentado una transformación profunda. En un contexto marcado por políticas que, según él, abarcaron un «descontrol» durante la administración de Biden, el gobierno actual ha implementado nuevas estrategias que han permitido un nivel de seguridad no visto en décadas. Al revertir las políticas fallidas de la administración anterior y adoptar medidas de cumplimiento más rigurosas, se ha restablecido el orden y se ha logrado desincentivar las entradas ilegales, protegiendo así a las comunidades estadounidenses de los peligros representados por la migración descontrolada, el crimen transnacional y el tráfico de fentanilo.
La efectividad de estos esfuerzos se refleja en una serie de logros que destacan el avance de las políticas de seguridad fronteriza en la segunda administración de Trump. Más de 2.5 millones de inmigrantes ilegales han sido expulsados del país. Durante siete meses consecutivos, no se han registrado liberaciones de inmigrantes en el interior del país, y los cruces ilegales han caído a niveles mínimos desde 1970, lo que pone al país en camino para experimentar una migración neta negativa por primera vez en al menos cinco décadas.
Además, las operaciones de inmigración en las denominadas «ciudades santuario» han tenido un impacto notable, con miles de inmigrantes ilegales con antecedentes criminales siendo eliminados de las calles en lugares como Los Ángeles, Washington D.C. y Chicago. La administración también ha reportado una disminución constante en el número de muertes por sobredosis de drogas, mientras que más de 62,000 niños migrantes, muchos de los cuales habían sido perdidos bajo la anterior administración, han sido rescatados del tráfico sexual y laboral.
La implementación de la Ley Laken Riley, que garantiza la detención de inmigrantes ilegales acusados de crímenes violentos, es otro hito en este enfoque. Mientras tanto, los datos laborales presentan una imagen alentadora, con 2.57 millones de estadounidenses nativos encontrando empleo, en contraste con la pérdida de trabajo de más de un millón de trabajadores inmigrantes.
Desde su llegada a la Casa Blanca, Trump ha desmantelado políticas que, a su juicio, promovían la llegada de millones de inmigrantes ilegales. Su enfoque ha incluido la reactivación de programas como «Permanezcan en México», la reanudación de la construcción del muro fronterizo y el fin de la práctica de liberar inmigrantes en el interior.
La administración también ha clasificado a varias pandillas y carteles transnacionales como organizaciones terroristas extranjeras, un movimiento que refleja su compromiso con la lucha contra el crimen organizado. Con la creación de una legislación destinada a reforzar la seguridad fronteriza, el presidente Trump parece decidido a consolidar los avances logrados durante su mandato.
En un clima político polarizado, estos desarrollos en la frontera sur reflejan un cambio significativo en la narrativa sobre migración y seguridad en Estados Unidos, marcando un momento decisivo en la administración del presidente Trump. A medida que se despliegan estas nuevas políticas, el impacto en la sociedad estadounidense y en las comunidades fronterizas será un tema de atención y debate continuo.
Fuente: WhiteHouse.gov

















