Andréi Belóusov, proclive a las estrategias económicas más que a las tácticas militares, ha sido la elección inesperada de Vladímir Putin para ocupar el puesto de ministro de Defensa de Rusia, en remplazo de Serguéi Shoigú. Esta decisión ha sorprendido a muchos dada la falta de experiencia militar de Belóusov, quien destaca en el ámbito económico y ha servido al Kremlin como asesor en diversos temas financieros. Esta elección es interpretada por insiders del Kremlin como la disposición de Putin para adaptarse a una confrontación prolongada en Ucrania, señalando un posible cambio en la manera de administrar el conflicto.
Belóusov, reconocido dentro del círculo presidencial por su capacidad económica y su rol como cabeza del Desarrollo Económico ruso, trae un enfoque distinto para manejar la producción militar de Rusia, esencial para sostener la guerra de desgaste en Ucrania. Analistas y exasesores como Alexandra Prokopenko sugieren que Putin busca aprovechar el entendimiento económico de Belóusov para aumentar o mantener el nivel de gasto militar, lo cual es crucial para la estrategia de larga duración que parece estar adoptando Moscú.
El perfil de Belóusov, un economista sin experiencia militar pero con una visión económica que ha sido crucial para la administración de Putin, particularmente desde la anexión de Crimea en 2014, indica una continuación de las políticas de estado dominante en la economía y elevado gasto público. Estas políticas, según Valentina Matviyenko, presidenta de la Cámara Alta del Parlamento, hacen de Belóusov la mejor elección para innovar en armamento y tecnología militar.
Otro factor destacable en la designación de Belóusov es su aparente alejamiento de la corrupción, punto que ha empañado la gestión de Shoigú. Putin, al escoger a un economista austero y trabajador, parece intentar reducir los niveles de corrupción dentro del ministerio, un aspecto clave para fortalecer la confianza en las estrategias de defensa rusa.
La transformación en la gestión del conflicto por parte de Rusia también abre un nuevo capítulo en el tipo de guerra que el país está dispuesto a librar. Analistas como Ruslan Trad del Atlantic Council señalan que la inclusión de perfiles económicos en roles clave podría significar una expansión del enfrentamiento a áreas económicas y fiscales, intentando socavar el régimen de sanciones occidental.
En un momento en que la producción de munición por parte de Rusia supera ampliamente a la occidental, la dirección de Belóusov podría acelerar aún más la maquinaria militar rusa, aumentando la preocupación entre líderes de la OTAN sobre los próximos años del conflicto.
En su primera aparición pública, Belóusov enfocó su discurso más hacia lo burocrático que hacia el campo de batalla, evidenciando una posible renovación en la administración de los recursos militares que, de acuerdo a algunos, ha sido un punto débil en la estrategia de guerra rusa.
A pesar de las dudas que persisten sobre la capacidad de Belóusov para liderar el ministerio en un periodo crucial para Rusia, su nombramiento ha sido bien recibido por ciertos sectores afines al Kremlin, que ven en su experiencia económica y su enfoque en la gestión una esperanza para superar las deficiencias que han marcado los dos últimos años de conflicto.
Así, con el fin de la gestión de Shoigú tras doce años y el comienzo de una nueva etapa con Andréi Belóusov al frente del Ministerio de Defensa, Putin señala un ajuste significativo en la estrategia rusa, dejando entrever que la guerra en Ucrania es una maratón más que un esprint, una en la que la economía y la producción militar jugarán roles protagónicos.
