Con el próximo paso en su camino hacia la canonización, Carlo Acutis, apodado el «influencer de Dios», está a punto de convertirse en el primer santo millennial reconocido por el Papa Francisco. Fallecido a la temprana edad de 15 años en 2006 debido a una leucemia fulminante, Acutis pasó su corta vida entregado a la evangelización a través del internet, un terreno poco explorado por practicantes de la fe hasta ese momento. La Iglesia Católica ha reconocido dos milagros atribuidos a su intercesión, el más reciente anunciado el 23 de mayo, relacionado con la recuperación milagrosa de una joven costarricense de 21 años tras sufrir un grave accidente de bicicleta.
Carlo nació el 3 de mayo de 1991 en Londres, hijo de padres italianos, Andres Acutis y Antonia Salzano, quienes se encontraban en la capital británica por motivos laborales. Poco después, la familia regresó a Italia, asentándose en Milán, donde Acutis recibió su educación en instituciones ligadas a la Iglesia, primero con las Hermanas Marcelinas y después en el Liceo Clásico León XIII, dirigido por jesuitas.
Acutis mostró desde muy joven una inteligencia y una devoción religiosa destacadas. Su familia, aunque no era practicante, apoyó su interés por la Eucaristía, las apariciones marianas de Fátima y Lourdes, y la vida de santos como San Luis de Gonzaga, San Francisco de Asís y San Antonio de Padua. Su pasión por la programación informática le llevó a documentar milagros eucarísticos y apariciones marianas en todo el mundo en un sitio web creado por él mismo, demostrando su habilidad para combinar fe y tecnología.
La prematura muerte de Carlo Acutis dejó una profunda huella en la comunidad religiosa. Fue sepultado en Asís, vestido con sus habituales vaqueros, sudadera y zapatillas deportivas, en una tumba que ha demostrado una incorruptibilidad cadavérica, atrayendo a miles de fieles de todo el mundo.
El proceso de beatificación de Acutis comenzó en 2013 y tomó un giro decisivo en 2018 cuando el Papa Francisco lo declaró venerable. En 2020, Acutis fue beatificado al serle atribuido un primer milagro, la curación de un niño brasileño con páncreas anular. Este nuevo santo, que se suma a las filas de la Iglesia Católica, simboliza un puente entre la tradición y la modernidad, mostrando al mundo que la santidad puede encontrarse en las actividades cotidianas y utilizando las plataformas modernas como medios para difundir un mensaje de fe, esperanza y caridad.