El Ministerio de Cultura ha dado un paso significativo al iniciar los trámites para declarar la apicultura en España como Patrimonio Cultural Inmaterial. Esta actividad, fundamental en diversas regiones del país, incluida Guadalajara, se ve caracterizada por su profundo valor identitario y su contribución a la sostenibilidad de los ecosistemas. Sin embargo, actualmente enfrenta inquietantes desafíos debido al cambio climático.
La decisión de iniciar este proceso se formalizó en una resolución publicada el pasado sábado en el Boletín Oficial del Estado (BOE), la cual fue aprobada el 7 de noviembre por la Dirección General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes. Según la Ley para la salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, este procedimiento puede iniciar de oficio por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, ya sea por iniciativa propia o a petición de las comunidades autónomas o de ciudadanos.
La apicultura, definida como una práctica viva que refleja tanto tradiciones como adaptaciones modernas, es reconocida como un elemento fundamental del tejido cultural español. La resolución destaca que esta actividad está íntimamente relacionada con el territorio y encierra valores identitarios importantes, así como prácticas culturales que engloban rituales, festividades, creencias y formas de vida.
Cultura también remarca la importancia de la apicultura en el contexto agroganadero y gastronómico, resaltando sus beneficios ecosistémicos que incluyen la polinización y la preservación de la biodiversidad. La apicultura desempeña un papel vital en la detección de cambios ambientales, lo que la convierte en un indicador clave de la salud de los ecosistemas.
No obstante, la práctica apícola se halla amenazada por múltiples factores, como el cambio climático, la inestabilidad productiva, enfermedades de las colonias, uso de plaguicidas y la competencia en un mercado global. El Ministerio advirtió que la desaparición de esta actividad podría poner en riesgo los valores identitarios y la gestión territorial asociados a ella.
Otro aspecto crítico que menciona la resolución es el papel de la comunidad portadora del conocimiento y las prácticas apícolas. En muchas áreas, la falta de relevo generacional en la apicultura está poniendo en peligro la continuidad de esta manifestación cultural.
Con el fin de impulsar este proceso de reconocimiento, el Gobierno ha decidido abrir un periodo de información pública que permitirá a los interesados examinar el expediente y presentar alegaciones. Este plazo se extenderá por veinte días, brindando la oportunidad a la ciudadanía de participar activamente en la preservación de esta práctica tradicional que encierra una rica historia y un futuro incierto.