Aunque gran parte del patrimonio histórico-artístico español sufrió los estragos de la Guerra Civil, hay obras que lograron escapar de la hoguera. Un ejemplo destacado es ‘La última cena’ de Luis Tristán, que sigue luciendo en la Capilla de las Reliquias de la iglesia de Santiago Apóstol de Cuerva. Esta obra fue salvada gracias al arrojo de un vecino del municipio toledano, quien arriesgó su propia seguridad para evitar su destrucción.
En el marco de la celebración del IV Centenario del fallecimiento de Tristán (1585-1624), reconocido como el mejor discípulo del Greco, el municipio de Cuerva ha organizado unas jornadas conmemorativas que se llevarán a cabo del 8 al 16 de noviembre. La alcaldesa de Cuerva, Montse Rojas, junto con la portavoz de la Diputación de Toledo, Soledad de Frutos, presentó en rueda de prensa estas jornadas culturales, cuyo objetivo es visibilizar el patrimonio artístico que atesora el pueblo, un legado que muchos de sus propios vecinos desconocen.
Rojas destacó la importancia de dar a conocer esta obra, subrayando que la finalidad es no solo que los habitantes de Cuerva la reconozcan, sino también que personas de pueblos aledaños se enteren de que el municipio posee historia y arte. La alcaldesa informó que Cuerva perdió gran parte de su patrimonio artístico durante la contienda comenzada en 1936, y que ‘La última cena’ estaba destinada a la destrucción. Sin embargo, un comerciante local, alarmado por el inminente sacrilegio, actuó rápidamente para salvar el lienzo. Como parte de su heroica acción, entregó tijeras a algunos niños que jugaban en la plaza y les pidió que cortaran el lienzo en pedazos para llevárselos.
Los trozos fueron transportados a Gálvez, la localidad natal del vecino salvador, donde fueron cuidadosamente protegidos durante años. Tras la guerra, este mismo individuo donó las partes del lienzo al Museo del Prado, que restauró la obra antes de devolverla a la iglesia de Cuerva.
Siguiendo con el plan de poner en valor su patrimonio, la actual Corporación municipal ha decidido involucrar al colegio público del municipio, cuyos estudiantes han reinterpretado ‘La última cena’ para una exposición que se exhibirá en el Ayuntamiento. Las jornadas también incluyen una charla coloquio programada para el día 9, donde historiadores abordarán el trayecto de la obra hasta su ubicación actual en Cuerva, subrayando que en 1620 la localidad pagó 1.400 reales por este icónico cuadro.
Además, las jornadas contarán con una propuesta gastronómica local, brindando la oportunidad de degustar platos de la zona, con el fin de atraer a los visitantes y revitalizar los restaurantes de la localidad. El programa también contempla una visita a Yepes el día 16, para disfrutar de la magna exposición ‘Luis Tristán, excelente pintor de historias’.
La portavoz del equipo de Gobierno de la Diputación destacó la riqueza artística que alberga la provincia y la importancia de visibilizar los tesoros de pueblos pequeños como Cuerva, que cuentan con apenas 1.500 habitantes, pero que preservan un patrimonio de gran relevancia. Según resaltó, esto no solo sirve para enriquecer la cultura local, sino que también tiene el potencial de generar un atractivo turístico que dinamice la economía del área.