Este sábado se vivió un día de profunda religiosidad y tradición en la ciudad con la solemne traslación de la imagen de la Virgen de la Luz a la Catedral por la mañana. Con la ciudad adornada para la ocasión, la jornada continuó con una celebración eucarística especial en la tarde presidida por el alcalde Darío Dolz y con notable presencia de miembros de la Corporación municipal.
La misa, que comenzó puntual en un templo que lucía su mejor gala, contó con una nutrida participación de fieles que quisieron ser parte de este evento cargado de simbolismo y devoción. El ambiente estaba impregnado de una reverente solemnidad, mientras el coro entonaba cánticos que resonaban en los arcos y bóvedas del histórico edificio.
Al término de la ceremonia religiosa, la comunidad asistente testificó el emocionante momento en que la venerada imagen de la Virgen de la Luz fue sacada en procesión. No estaba sola, pues junto a ella, los pasos de Nuestra Señora de las Angustias, de Riánsares y de la Zarza también desfilaron, formando una estampa de fervor y tradición que recorrió las calles adyacentes a la Catedral.
La procesión, acompañada por el sonido de las campanas y las oraciones de los devotos, integró a múltiples generaciones de fieles que caminaron juntos en una muestra de fe compartida. La sincronía entre el silencio respetuoso y los momentos de cánticos y oraciones creó una atmósfera de contemplación que se extendió a lo largo del recorrido.
El alcalde Darío Dolz, al frente de la representación institucional, expresó su honor por presidir un acto tan significativo para la comunidad. «Es un momento que refuerza la unión y el espíritu de nuestra ciudad», comentó a los medios, destacando la importancia de estas tradiciones en el mantenimiento de la identidad cultural local.
La jornada fue ejemplo de la riqueza espiritual y patrimonial de la región, mostrando una vez más la capacidad de una comunidad para reunirse en torno a su historia y sus creencias. Con la conclusión de la procesión y el retorno de las imágenes a sus respectivos templos, la ciudad cerró un día marcado por la fe y la continuidad de un legado que perdura a través de los siglos.