La noche del 28 de enero marca el inicio del Benidorm Fest 2025, evento preliminar que seleccionará al representante de España para el próximo Festival de Eurovisión. A las 22:50, tras el programa «La revuelta», la primera semifinal se emitirá en TVE, presentando un elenco diverso de artistas que incluye a Chica Sobresalto, Daniela Blasco, K¡ngdom, Lucas Bun, David Afonso, Sonia y Selena, Kuve, y Claudia Lachispa, quien con su tema «Hartita de llorar» se perfilaba como una de las favoritas del certamen.
En un ambiente de competencia amistosa pero intensa, la cantante gaditana Claudia Lachispa, ha cautivado tanto al público como a la crítica con su propuesta musical que mezcla el flamenco con tintes electrónicos. No obstante, para Lachispa lo más importante es mantenerse enfocada en su trabajo y en el poder de su mensaje artístico. Su actuación promete ser una fusión explosiva de arte, fuego, y poderío, reflejando su vulnerabilidad y a la vez su fortaleza.
Pese a la rivalidad natural en este tipo de competiciones, Lachispa ha hecho un llamado a sus seguidores para que mantengan un comportamiento respetuoso hacia los demás competidores, penalizando cualquier ataque o confrontación entre fanáticos. Este mensaje surge en un contexto en el cual se han registrado ataques por parte de los seguidores más fervientes de Lachispa hacia otra favorita del festival, Melody, mostrando una vez más la necesidad de fomentar la camaradería y el respeto mutuo en el ámbito artístico.
«Hartita de llorar», el tema con el que Lachispa aspira representar a España en Eurovisión, es una obra profundamente personal que aborda la depresión vivida por la artista en el pasado. Para ella, el poder compartir esta experiencia y convertirla en un mensaje de esperanza para quienes puedan estar atravesando situaciones similares es la verdadera victoria. La canción no solo es una exhibición artística, sino un faro de esperanza, un testimonio del poder sanador de la música.
A medida que el Benidorm Fest 2025 avanza, queda claro que más allá de la competencia por una plaza en Eurovisión, el festival se convierte en un escenario de expresiones artísticas únicas y mensajes poderosos, donde artistas como Claudia Lachispa buscan quebrar estigmas y conectar emocionalmente con su audiencia, recordándonos que, en última instancia, la música es un lenguaje universal que une, sana y transforma.