El cansancio se ha adueñado de los participantes de «Hasta el fin del mundo», el reality de Televisión Española que está haciendo sudar a sus concursantes en cada una de las etapas de su travesía por América Latina. Este miércoles, 26 de noviembre, la cuarta etapa llevó a los viajeros desde Tena, Ecuador, hasta la paradisíaca Huacachina, Perú, aunque no sin antes enfrentar el reto de kilómetros y más kilómetros que parecen pesar sobre ellos.
La exigente carrera, claramente desgastante, volvió a separar a las parejas, quienes deben sortear diferentes rutas y desafíos. En esta ocasión, Jedet y Andrea Compton se habían preparado para recorrer «la ruta de las ballenas», un recorrido que prometía vistas de estos majestuosos mamíferos marinos y que concluía en un lugar idóneo para la observación. Sin embargo, las dificultades no tardaron en aparecer, truncando su viaje más de lo previsto.
«Estoy pillando una bronquitis», confesó Jedet en el inicio de su trayecto, un mal que la obligó a gastar parte de su presupuesto en una manta para hacer frente al frío. Las horas de autobús nocturno, compartido con Alba Carrillo y Cristina Cifuentes, no contribuyeron a mejorar su estado y, al llegar a Perú, la actriz ya mostraba signos evidentes de su malestar durante el paseo en barco para ver a las ballenas. A pesar de su indisposición, se las arregló para disfrutar de la experiencia, aunque no al 100%, como ella misma se sinceró: «Ha sido precioso», añadió con un tono de resignación.
El equipo del programa no pasó por alto su estado de salud y decidió someter a Jedet a una revisión médica de urgencia. «Su estado ha empeorado y necesita atención médica urgente», se anunció mientras un profesional le administraba un tratamiento. Los espectadores, por su parte, pudieron ver a la joven en una cama, descansando y reconociendo que se sentía mal. En ese momento, no escatimó en halagos hacia Andrea, quien no se apartó de su lado. «Es como una hermana mayor para mí», expresó, subrayando la importancia del apoyo emocional en esos momentos difíciles.
Mientras Jedet descansaba, Andrea tomó la iniciativa de continuar con algunas actividades del programa para obtener más presupuesto. «No puedo currar yo, necesito quedarme aquí. Cuando me levanto, siento que me voy a desplomar», le confió a la producción, evidenciando la gravedad de su situación. Pero la tenacidad de ambos concursantes les permitió, tras un breve parón, reincorporarse a la aventura y seguir disfrutando de lo que significa compartir un viaje que va más allá de las metas programadas.
El viaje es, sin duda, una experiencia intensa que pone a prueba no solo la resistencia física de los participantes, sino también la fortaleza emocional de sus lazos. En un entorno tan desafiante y competitivo, las relaciones personales se convierten en el ancla necesaria para sobrellevar las adversidades y seguir adelante en busca del fin del mundo.

















