Cooperativas Agro-alimentarias de Castilla-La Mancha ha indicado que la vendimia de este año experimentará una «importante reducción» en su producción, por lo que se han justificado estas cifras en las altas temperaturas registradas en agosto. Según la organización, el calor «extremo» de los primeros veinte días de este mes ha tenido un impacto considerable en los viñedos de la región, mermando así las expectativas que se habían generado en julio.
En una reciente reunión de la Comisión Sectorial Vitivinícola, celebrada en Mota del Cuervo, se revisaron las estimaciones de cosecha, previas a la ola de calor, que apuntaban a una recolección que superaría la del año anterior. Sin embargo, el intenso calor ha llevado a la organización a modificar sus previsiones, ahora calculando que la cosecha para la campaña de vendimia 2025 rondará los 18,5 millones de hectolitros de vino y mosto.
Este volumen, sumado a las existencias de inicio que son similares a las del año pasado y que ya habían sido reducidas, genera un panorama con disponibilidades mucho más limitadas que en la campaña pasada. Según las estimaciones, esta situación afectará notablemente al desarrollo comercial de los productos vitivinícolas que se elaboren en la campaña 2025/2026 en Castilla-La Mancha.
A pesar de un inicio de año favorable con una primavera húmeda y un comienzo del verano caluroso, una ola de calor inusitada en agosto ha dañado considerablemente los viñedos. Las temperaturas máximas han superado los 40 grados, lo que ha derivado en la deshidratación de gran parte de las superficies vitícolas, disminuyendo tanto el peso como el número de racimos recolectados.
Castilla-La Mancha, que en 2024 logró una cosecha de 22,7 millones de hectolitros, podría ver su producción disminuir hasta en un 18% en esta vendimia, lo que representa más de 4 millones de hectolitros menos de vino y mosto. A partir de las estimaciones realizadas hasta el 17 de septiembre, y con la recolección de la variedad blanca Airén ya en marcha, la región podría aportar el 58% de la producción nacional, en un año donde se prevé que España no alcance los 32 millones de hectolitros. Esta cifra representa una caída de más del 13% en comparación con el año anterior y marcaría «posiblemente la menor cosecha del siglo en España».
A nivel europeo, se anticipa una producción igualmente escasa, alrededor de 145 o 146 millones de hectolitros, mientras que en el hemisferio sur se espera una cosecha media-baja de aproximadamente 48 millones de hectolitros. De este modo, se prevé que la producción vitivinícola global se mantenga similar a la del año anterior, que fue de 228 millones de hectolitros, continuando así con las tres menores cosechas del siglo XXI.
