La sección sindical interempresas de CCOO en Airbus, junto a los sindicatos UGT-FICA y ATP.SAe, han convocado huelgas la semana que viene en los ocho centros de trabajo que la multinacional tiene en Madrid, Castilla-La Mancha y Andalucía. Los paros “acabarán en el momento en el que la dirección esté dispuesta a garantizar que los y las trabajadoras no pierden poder adquisitivo.”
En CLM, la convocatoria afecta a unos 1.200 trabajadores y trabajadoras, 700 en Airbus-Illescas y cerca de 500 en Airbus-Helicopters Albacete, convocados de momento, en ambas factorías, a paros a jornada completa los días 2, 3 y 4 de noviembre; si bien la protesta ya ha comenzado hoy mismo, con la celebración de asambleas multitudinarias sobre la organización y desarrollo del conflicto.
Airbus-España, que firmó su convenio colectivo el pasado mes de diciembre, tenía acordado con los representantes sus 12.000 trabajadores revisar las tablas salariales en el último trimestre de este año. “Pero no parece tener intención ninguna de hacerlo, pese a que es aún más necesario de lo que cabía prever hace un año porque desde entonces se ha disparado el IPC y estamos perdiendo poder adquisitivo a chorros”.
“Estamos a la espera de que la dirección de la empresa mueva ficha. Pero nosotros vamos a la huelga ante la dilatación de cualquier negociación y la falta de propuestas claras por parte de la dirección. Ya veremos qué pasa la semana que viene” ha explicado Oscar Aguado, presidente del comité de empresa de Airbus-Illescas, durante la asamblea celebrada esta mañana en su factoría, a la que asistió la práctica totalidad de la plantilla, paralizando la producción entre las 12.00 y las 13.00 horas.
“Airbus tiene récord de pedidos, entregas y facturación. Da beneficios y con resultados récord, incluso más importantes que antes de la pandemia. La dirección tiene que reconocer el esfuerzo de sus trabajadores y trabajadoras en los últimos años”, subrayó Aguado.
Por su parte, la presidenta del comité de empresa de Airbus-Helicopters Albacete, África Tarancón, recalcó que “no puede ser que, en la situación actual, la inflación y las incertidumbres únicamente se reflejen negativamente en los salarios de los y las trabajadoras. El dilema es claro: salario o conflicto. Las plantillas no tenemos claro, hay que ver si también lo tiene claro la empresa.”
