En un incidente que ha levantado alarmas en la escena internacional, el Consulado de Rusia en Marsella fue blanco de un ataque este lunes por la mañana, cuando desconocidos lanzaron cócteles molotov hacia el jardín de la sede diplomática. A pesar de que el ataque no resultó en víctimas ni daños graves, ha suscitado una condena enérgica por parte de Moscú y pedido expreso de una investigación a fondo por considerarlo un posible acto de terrorismo.
La cadena de televisión francesa BFM TV informó, citando fuentes policiales, que los dispositivos incendiarios cayeron en el jardín exterior de las instalaciones del Consulado, situado en el distinguido 8º barrio de la ciudad portuaria. Asimismo, otro medio local, Valeurs Actuelles, notificó sobre una explosión, pero no se han ofrecido mayores detalles al respecto.
El cónsul ruso en Marsella, Stanislav Oranski, ofreció breves declaraciones al diario La Marseillaise, confirmando que sí hubo una explosión y la subsequente intervención de los bomberos, sin profundizar sobre el alcance del incidente. Según reportes, el suceso se dio alrededor de las 7:30 horas, aunque hasta el momento no se ha identificado a los responsables ni se han determinado sus intenciones.
En respuesta rápida, cerca de una treintena de bomberos acudieron al lugar, junto a varias unidades de policía que procedieron a acordonar el área, en una muestra de la gravedad con que las autoridades locales están tratando el asunto.
Por su parte, Maria Zajarova, la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, ha sido categórica en sus declaraciones a la agencia rusa de noticias TASS, señalando que las características del ataque llevan las «huellas de un ataque terrorista». En esta línea, Moscú ha exigido a Francia no solo una investigación exhaustiva sino también medidas rápidas y eficaces para esclarecer los hechos, además de un reforzamiento de la seguridad en torno a las misiones diplomáticas rusas en el país.
Este incidente ocurre en un momento de alta tensión, coincidiendo con el tercer aniversario de la invasión rusa de Ucrania, lo que añade una capa de complejidad a la ya delicada relación entre Rusia y los países de la Unión Europea.
Las autoridades francesas aún no han ofrecido declaraciones oficiales sobre los avances de la investigación o posibles sospechosos. Sin embargo, el pedido de Moscú pone sobre Francia la presión de dar respuestas claras y medidas concretas en el corto plazo, en un contexto internacional donde los actos contra representaciones diplomáticas se toman con la mayor seriedad. La comunidad internacional estará pendiente de los desarrollos futuros en este caso, que sin duda tiene el potencial de influir en las ya tensas relaciones geopolíticas.
