Conoce la Planta que Ardoriza la Fe: Tradición del 13 de Diciembre Revelada

esta es la planta que hay que quemar el 13 de diciembre según la tradición

En diversas regiones de España y otros países de tradición católica, el 13 de diciembre se celebra el Día de Santa Lucía, una festividad que, a lo largo del tiempo, ha amalgamado prácticas religiosas y ritos paganos antiguos. Una de las tradiciones más peculiares y llamativas que se ha mantenido viva en ciertas comunidades es la quema de plantas específicas.

Según típicos relatos populares, la planta elegida para ser incinerada el 13 de diciembre varía de región en región, pero en muchas comunidades del norte de España, especialmente en Galicia y Asturias, se utiliza el acebo. Este arbusto de hojas perennes, apreciado por su resistencia y sus frutos rojos brillantes, ha sido considerado por siglos como un símbolo de protección y buena fortuna, especialmente durante los grises meses de invierno. La tradición sostiene que al quemar el acebo en este día se invita a la llegada de la luz y se defiende el hogar de malas energías y espíritus malignos, permitiendo así que la luz de Santa Lucía —nombre cuyo origen etimológico se asocia a la «luz»— bañe y purifique el entorno.

En otras localidades, como ciertos pueblos de Cataluña, se prefiere quemar romero, una planta con profundos significados simbólicos. Se dice que el humo aromático del romero tiene la capacidad de purificar al ambiente y atraer buena suerte para el año venidero.

Este rito tiene lugar al declinar la tarde, en un ambiente de comunidad donde las familias se agrupan en torno al fuego y comparten historias y anécdotas relacionadas con sus ancestros. Aunque esta costumbre ha languidecido en los últimos años, quienes la practican sostienen que es un modo de conectar con sus orígenes y de celebrar el cercano solsticio de invierno.

La modernización, con el auge de calefacciones y la progresiva desaparición de tradiciones rurales, ha llevado a que cada vez menos personas participen en este ritual. A pesar de ello, para quienes perseveran en esta práctica, las pequeñas llamas de acebo o romero representan más que simplemente fuego. Son una metáfora de resiliencia cultural y de fe en el poder protector de antiguas leyendas, que intentan mantener viva una chispa de identidad en un mundo cada vez más híperconectado y homogéneo.

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