En un suceso sin precedentes, Suecia se enfrenta a la tragedia del tiroteo masivo más grave en su historia, después de que un ataque en una escuela para adultos en Örebro dejara un saldo de 10 personas fallecidas. El primer ministro Ulf Kristersson, visiblemente afectado, calificó el evento como «el peor tiroteo masivo de nuestra historia», en un mensaje dirigido a una nación en shock por el violento ataque, donde el sospechoso también encontró la muerte.
La consternación domina al país nórdico, mientras el ministro de Justicia expresaba el sombrío panorama que ahora enfrenta Suecia, subrayando la inesperada y dramática naturaleza del suceso: «Lo que nunca debería ocurrir, ha sucedido ahora también en nuestro país». El llamado a la unidad y el duelo nacional resuenan fuertemente, mientras las autoridades buscan respuestas.
Hasta el momento, la motivación detrás de este acto de violencia permanece en el misterio. La policía y los investigadores se esfuerzan por comprender las circunstancias que llevaron al autor del crimen, identificado preliminarmente como Rickard Andersson, un exalumno de la institución de 35 años, a perpetrar un ataque de tal magnitud. Se sabe que Andersson, quien había estado desempleado por cerca de una década, poseía tres armas con licencia al momento de ser localizado por las autoridades, lo cual arroja más preguntas que respuestas sobre el origen de su violento accionar.
Los detalles sobre las víctimas comienzan a emerger lentamente, revelando una diversidad en nacionalidades, géneros y edades entre los afectados. La confirmación de la embajada Siria en Suecia de que varios ciudadanos sirios están entre las víctimas pone de relieve el impacto internacional de la tragedia. La posibilidad de un móvil racista es aún materia de investigación, dejando un vacío que solo la continuación de las pesquisas podrá llenar.
El complejo operativo policial que siguió al aviso del tiroteo destacó por la magnitud de la respuesta, con hasta 130 agentes involucrados, y por la decisión de no responder a los disparos del agresor inicialmente, en un escenario descrito por el jefe policial de la provincia de Örebro, Lars Wirén, como un «infierno». Estas primeras horas de horror culminaron con la dramática conclusión del operativo al encontrar al sospechoso fallecido, rodeado de munición que no llegó a usar.
En estos momentos de duelo y confusión, las autoridades suecas enfatizan su compromiso por dilucidar las causas detrás de esta catástrofe y evitar que se repita un incidente de esta magnitud. «Queremos estar seguros antes de hablar», subrayan, mientras Suecia se une en el luto y la solidaridad frente a la tragedia más grave de su historia reciente.