Ayer, 5 de septiembre, la Asoc. Cult. Antitaurina de Ciudad Real, junto con la protectora de animales y plantas del municipio, Animalcazar, y 70 vecinos y vecinas se manifestaron a la salida del coso taurino con motivo de su corrida de toros a la misma hora bajo el lema <<la tauromaquia necesita una vacuna: la abolición>>.
En palabras de Andrea Muñoz, vocal de la ACACR, expone que <<venimos a rechazar las prácticas de siglos pasados basadas en el maltrato animal y agonía que sufren los toros y caballos víctimas de la tauromaquia; a recordar que gran parte de los alcazareños y alcazareñas no disfrutamos ni compartimos el ocio de matar animales, en contraposición hemos venido a mostrar buenas prácticas del día a día hacía éstos, como las de las voluntarias del refugio que ayudan a los animales abandonados, los cuidan, les buscan hogar y respetan, lejos de divertirse con su sufrimiento>>. Añade además que <<si alguien merece un reconocimiento no es quien mata por dinero, sino quien ayuda a los animales altruistamente, no el odio, sí la empatía>>.
En su manifiesto la asociación apunta que Alcázar de San Juan es uno de los municipios ciudadrealeños donde más festejos taurinos se celebran al año, <<12 toros en lo que llevamos de año, 24 toros hace en 2019 y más de 100 del último lustro>>. Además, en el mismo exponen que la cita también se concentran <<para rechazar a los cargos públicos que apuestan por el maltrato animal por toda la ciudadanía, en función de gustos individuales basados en la muerte de seis animales. Estamos para pedir verdaderos representantes del pueblo, lejos de prácticas violentas y acordes a líneas sociales basadas en la igualdad, la tolerancia, la responsabilidad humana, el cuidado del planeta o la situación de sus vecinos y vecinas>>.
Algunos de los lemas que han gritado mientras salían los espectadores del coso son “aquí estamos, nosotras no matamos”, “sí a los toros, vivos y libres” o “Alcázar avanza, tu tradición espanta”.
MANIFIESTO LEÍDO POR LA ACACR
24 horas antes
Seis animales son arrancados de su familia y campo y encerrados en un camión a 40 grados.
Oscuridad, sed, calor, estrés, hambre, miedo.
24 horas antes
Seis animales son rescatados de un cubo de la basura, metidos en un trasportín y llevados a un veterinario, donde se les da comida, agua y se sanan las heridas.
20 horas antes.
Los seis toros llegan a un pequeño habitáculo del coso taurino, donde, perdidos y asustados pasarán la larga espera. Unos cuantos aficionados a verlos más muertos que vivos irán a verlos, hablarán de su cuerpo, su resistencia a las armas blancas y cómo les darán muerte.
20 horas antes
Los seis perros son conducidos a la protectora. Allí sus voluntarias les guiarán, darán cariño, presentan a sus compañeros y proporcionarán todos los cuidados.
Pasa la noche
Mientras los seis primeros, solos, deambulan pensando qué pasará, donde está su casa y su familia, los seis segundos duermen tranquilos, felices de su nueva casa y lejos de ser abandonados y maltratados.
2 horas antes
Tres hombres comienzan a vestirse, por dentro y por fuera, de época medieval: se ciñen de violencia, de odio hacia al débil, de anacronismo, de blanco para después mancharse de rojo, de vanidad y de diferentes armas: puntillas, banderillas, puyas, divisas. Algunos otros cientos, se ponen sus mejores galas, tales como el antropocentrismo, la insensibilidad y la deshumanización.
A la misma hora, después de haber cuidado a los animales del refugio, unas cuantas personas se visten de voz, de empatía, de respeto y de lucha.
15 minutos antes
A los toros se les clava un doble arpón de 8 centímetros en el cuello, así se desangrarán poco a poco y perderán fuerzas hasta su muerte.
Los seis perros, después de tomar el biberón son los perfectos modelos de una sesión de fotos para encontrar a su futura familia humana.
Unas cuantas personas comienzan a tocar sus instrumentos para ensalzar los valores medievales.
Mientras tanto, otras despliegan y alzan pancartas.
Comienza el espectáculo
Abren compuertas y sale el primer toro, ya sangrando, dolorido, asustado y estresado.
Mientras, el público, entre bota y bota aplaude
El torero y los banderilleros comienzan a clavarle banderillas, 6 centímetros de cuchillo que le perforan una y otra vez.
La banda de música sube el volumen para silenciar los aullidos del animal y acallar consciencias.
Después de eternos minutos, dolor agudo, pérdida constante de sangre, el torero da el estoque, ya sea perforando el hígado, la tráquea, el esófago o los pulmones.
El toro, sintiendo el infierno en su cuerpo, vomita sangre mientras su cuerpo vence poco a poco. Lo último que consigue ver son los ojos dilatados de gusto, de odio, de violencia… del público que aclama su muerte.
Cae. Muere poco a poco mientras le clavan multitud de veces un cuchillo en la cabeza.
El público se levanta, ensalzando la cobardía de un matador de animales inocentes. Vuelta a empezar con el segundo
Y vuelta, y vuelta y vuelta a empezar.
A la misma hora
Aquí estamos el otro grupo de personas, para levantar nuestra voz por todos ellos, por los seis animales maltratados, violentados y asesinados esta tarde. Por los 12 de los que llevamos de año, por los 24 de hace dos años, por los más de 100 del último lustro en Alcázar.
Aquí estamos para mostrar el otro lado, el lado del respeto y empatía hacia todos animales. Frente al lado violento, pasado de siglo, el lado que ansía la sangre.
Aquí estamos para rechazar a los cargos públicos que apuestan por el maltrato animal por toda la ciudadanía, en función de gustos individuales basados en la muerte de seis animales. Estamos para pedir verdaderos representantes del pueblo, lejos de prácticas violentas y acordes a líneas sociales basadas en la igualdad, la tolerancia, la responsabilidad humana, el cuidado del planeta o la situación de sus vecinos y vecinas.
La valentía no es matar al débil y ganar dinero, la valentía es ayudarlo altruistamente. Una fiesta no es donde seis mueren agonizando, sino donde todos y todas disfrutan. El arte es creación, no destrucción. La cultura es la de un pueblo, no los gustos de unos pocos.
Por ello, un año más, desde a Alcázar gritamos sí a los toros, VIVOS.
Hoy y siempre ¡TAUROMAQUIA ABOLICIÓN!