La reciente acción ejecutiva del presidente Donald J. Trump ha desencadenado un debate ferviente en todo el país sobre la atención médica para menores en el contexto de la identidad de género. Esta medida, que busca proteger a los niños de lo que el presidente califica como “mutilaciones químicas y quirúrgicas irreversibles”, ha llevado a varias instituciones de salud a reevaluar sus programas de atención de género.
En ciudades como Nueva York, hospitales como NYU Langone Health han comenzado a cancelar citas programadas para tratamientos que involucran a menores, incluyendo la suspensión de procedimientos para implantes que administran medicamentos bloqueadores de la pubertad. Este movimiento ha generado reacciones variadas entre profesionales de la salud, activistas y familias afectadas por estas decisiones.
En Colorado, Denver Health se unió a la tendencia al anunciar la interrupción de cirugías de cambio de sexo para menores, mientras que UCHealth también ha decidido cesar su atención de género para esta población. La situación es similar en Virginia, donde tanto VCU Health como el Children’s Hospital of Richmond han suspendido la administración de medicamentos y procedimientos relacionados con la transición de género para jóvenes.
En la capital, el Children’s National Hospital ha puesto en pausa la prescripción de bloqueadores de la pubertad y terapias hormonales, un movimiento que también se ha replicado en el Northwest Washington Hospital. Otros estados, como Illinois y Pennsylvania, muestran un panorama parecido con hospitales que se encuentran en proceso de revisar o evaluar sus servicios de atención de género para menores.
Los defensores de la medida del presidente Trump argumentan que estas acciones son un paso necesario para proteger a los niños de decisiones que, en su opinión, podrían tener consecuencias irreparables. La administración ha dejado claro su compromiso con la seguridad y bienestar de los menores, reafirmando que las promesas de protección se están cumpliendo.
Sin embargo, la controversia no se ha hecho esperar. Críticos de estas decisiones argumentan que la atención médica de afirmación de género es esencial para el bienestar de jóvenes intérpretes de su identidad de género y que interrumpir estos servicios podría causar más daño que bien, especialmente en términos de salud mental y bienestar emocional.
Mientras el debate continúa, resulta evidente que las acciones del presidente y las respuestas de las instituciones de salud están marcando un nuevo capítulo en la discusión sobre la atención médica para menores y la identidad de género en Estados Unidos.
Fuente: WhiteHouse.gov