Por Julio García Gómez, experto en estrategias de comunicación de la Fundación Casaverde.

El planeta vive una complicada situación debido al cambio climático que estamos sufriendo. En las últimas semanas se suceden los acontecimientos de grupos ecologistas que manifiestan su malestar por la inacción de algunos gobiernos para frenar una situación tan complicada que puede costarnos el futuro del lugar donde habitamos.

El activismo climático se cuela en los museos a través de acciones en las pinacotecas de distintos países sobre obras de arte de inmenso valor. La forma en que se están sucediendo acontecimientos como el vivido en el Museo del Louvre de París con el tartazo a la Gioconda,  el ocurrido en otras pinacotecas con la sopa de tomate lanzada contra Los Girasoles de Van Gog en la National Gallery de Londres, o lo sucedido en nuestro Museo del Prado con dos jóvenes y sus manos pegadas a Las majas de Goya, nos inducen a pensar si esta forma de “comunicación” es lícita para llamar la atención.

En este punto nos debemos plantear cómo hay que transmitir a la sociedad asuntos de tal urgencia y transcedencia como el cambio climático. ¿Qué códigos éticos deben regir las acciones de transmisión de mensajes? Siempre debemos poner en marcha mensajes con acciones en positivo, porque si no es así, puede ser contraproducente, y en lugar de producir el efecto marketiniano pretendido y buscado de “puñetazo en el ojo”, llegaría a ocasionar rechazado en diversos sectores de la sociedad que lo podrían calificar como acto de vandalismo artístico.

Es evidente que hay que elegir mensajes para alertar sobre la subida mundial de la temperatura y otras cuestiones del cuidado de nuestro entorno. Es necesario que esos mensajes se difundan a través de redes sociales y de forma presencial utilizando las mejores armas de la comunicación verbal y no verbal con contundencia. Hay que comunicar con hechos, palabras y cifras, sin dañar al patrimonio histórico-artístico.

Tenemos buenos ejemplos de excelente comunicación verbal en personajes como Greta Thunberg o Leonardo Di Caprio, ambos líderes por el activismo del medio ambiente, con sus grandes cualidades para presemtar mensajes y movilizar a la sociedad en cuestiones medioambientales. Estudios como “La comunicación de la emergencia climática” de docentes de la Universidad Autónoma de Barcelona y la Universidad de Girona, ponen de manifiesto la importancia de la comunicación en redes sociales a través de los mensajes, los recursos, el problema, las causas y las consecuencias.

La comunicación climática es un nuevo fenómeno de la transmisión de ideas y conceptos para alertar sobre una situación de emergencia que hay que frenar. Ha llegado el momento de estudiar y trabajar a fondo en  sistemas eficientes, pautas y canales para el nuevo fenómeno del lenguaje y la persuasión medioambiental

Julio García Gómez es analista de comunicación y experto en estrategias del mensaje, la palabra escrita y el lenguaje verbal y no verbal. Director de comunicación de la Fundación Casaverde, ejerce su actividad en diversos medios de comunicación escritos y audiovisuales. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, con formación internacional en NAB de Atlanta y Midem de Cannes. Autor del libro “Técnicas de Comunicación Eficaz” y de otras publicaciones como “Las nuevas formas de comunicar en pandemia” o “Habilidades de comunicación online y presencial”. Docente en diversas universidades como la Carlos III de Madrid y experto en comunicación sanitario médico/paciente.

Por Julio García Gómez, experto en estrategias de comunicación de la Fundación Casaverde.

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