En una jornada histórica para México, el país celebró sus elecciones generales el domingo, 2 de junio, marcando un antes y un después en la política mexicana. Con una participación masiva de más de 98 millones de mexicanos convocados a las urnas, el resultado ha revelado un cambio significativo de liderazgo al elegir a la primera mujer presidenta del país. Esta elección representa una notoria evolución en la política mexicana, marcando el fin del mandato de Andrés Manuel López Obrador, quien ha estado al frente del país desde 2018.
Las candidatas principales en la contienda por la presidencia fueron Claudia Sheinbaum, de la coalición oficialista Sigamos Haciendo Historia, y Xóchitl Gálvez, representante de la alianza opositora Fuerza y Corazón por México. Jorge Álvarez Máynez, del Movimiento Ciudadano (MC), también compitió en la carrera electoral, aunque con menores posibilidades de éxito según anticiparon las encuestas previas a la elección.
Claudia Sheinbaum, quien ha emergido victoriosa, cuenta con una impresionante trayectoria científica y humanista, así como una vasta experiencia en la gestión pública. Su camino a la candidatura presidencial fue a través de un proceso interno donde participaron el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), todos parte de la coalición Sigamos Haciendo Historia.
Nacida el 24 de junio de 1962 en Ciudad de México, Sheinbaum proviene de una familia de origen judío lituano y búlgaro, con ambos padres dedicados a las ciencias. Su formación académica se inició desde temprana edad encaminándola hacia el mundo científico; es Licenciada en Física por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y posteriormente obtuvo una maestría y un doctorado en Ingeniería Energética. A lo largo de su carrera, ha sido galardonada por sus investigaciones y contribuciones sobre el medio ambiente, destacando su participación en los informes del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU, galardonados con el Premio Nobel de la Paz en 2007.
Su incursión en la política inició cuando fue designada Secretaria de Medio Ambiente por López Obrador entre 2000 y 2006, donde impulsó significativas iniciativas como el Metrobús y programas de reforestación urbana. Posteriormente, se desempeñó como jefa delegacional de Tlalpan y, en 2018, se convirtió en la primera mujer en ser electa jefa de Gobierno de Ciudad de México, enfocándose en la sostenibilidad, movilidad y igualdad social. Bajo su mandato, se destacaron avances en la infraestructura urbana y respuestas más eficaces ante emergencias.
La elección de Sheinbaum como la primera mujer presidenta de México no solo destaca su destacada carrera y compromiso con el bienestar social y el medio ambiente, sino que también refleja un cambio en las dinámicas de poder dentro del país, abriendo el camino a futuras generaciones de liderazgo femenino en la política mexicana.
