Tras las obras de adecuación llevadas a cabo en el entorno del Arco del Torreón, desde este viernes se podrán visitar en Ciudad Real este arco perteneciente al Torreón del Alcázar, las galerías subterráneas encontradas en esta zona y un fragmento de la muralla medieval que ordenó levantar el rey Alfonso X “el sabio” tras la fundación de “Villa Real” en el año 1255 sobre el antiguo Pozuelo de Don Gil.
Tras las obras de adecuación llevadas a cabo en el entorno del Arco del Torreón, desde este viernes se podrán visitar en Ciudad Real este arco perteneciente al Torreón del Alcázar, las galerías subterráneas encontradas en esta zona y un fragmento de la muralla medieval que ordenó levantar el rey Alfonso X “el sabio” tras la fundación de “Villa Real” en el año 1255 sobre el antiguo Pozuelo de Don Gil.
Estas obras, en las que el Ayuntamiento de Ciudad Real ha invertido 550.000 euros, permiten poner a disposición de los vecinos de Ciudad Real este valioso patrimonio medieval con el que cuenta la ciudad, y que ha estado vallado desde el año 2006. Se ha procedido a la restauración de los restos originales del arco, así como de las cuevas y del foso defensivo y muro descubiertos de la antigua muralla de Villa Real para que puedan ser visitados o contemplados desde la superficie.
La alcaldesa de Ciudad Real, Pilar Zamora, que promovió la recuperación de este espacio y del patrimonio que atesoraba, será la encargada de realizar la inauguración simbólica de estas obras, en un acto muy reducido ante las actuales circunstancias por la COVID-19
La actuación que ha llevado a cabo Parros Obras S.L.U. abarca una superficie total de la zona de 3.500 m² en la que se incluye una zona de aparcamiento para vehículos con 51 plazas, de las 4 son para personas con movilidad reducida y otras 2 para los vehículos sanitarios que son utilizados por los profesionales del Centro de Salud.
Las obras han permitido recuperar este espacio para el peatón, dotando a la ciudad de una nueva zona para el encuentro y la convivencia. Se permite además un acceso adecuado a los bloques de viviendas colindantes, al INE, al CEIP Carlos Vázquez y al Centro de Salud.
Esta intervención ha permitido devolver al terreno la altura de la topografía original en la cual se encontraba el Torreón que se sitúa en lo alto para su contemplación y paseo. También se ha iluminado la zona potenciando el arco, y se han llevado a cabo las infraestructuras necesarias de agua, saneamiento, riego y distribución eléctrica.
GALERÍAS SUBTERRÁNEAS
El origen y la funcionalidad de estas galerías se desconoce, aunque se pudieron utilizar como bodegas o almacenes domésticos. Se constata que fueron reformadas en varias ocasiones, empleándose diferentes materiales como piedra, argamasa de cal y arena, ladrillos o cemento, y estuvieron abiertas hasta mediados del siglo XX.
A través de una escalinata de acero, accedemos al primer nivel de la galería principal, de donde surgen dos galerías a derecha e izquierda, y una bajada a otro nivel inferior donde se hallaba un distribuidor de otras galerías desaparecidas.
La galería principal tiene unas dimensiones de 11,5 metros de largo, 2 m de ancho y una altura de 3 m en el extremo superior y 5 m en el inferior. Posee dos arcos de medio punto de ladrillo que refuerzan la entrada a las galerías que se abren a ambos lados del descansillo inicial.
La galería derecha conserva una longitud de 2,4 metros desde el arco de entrada hasta el muro que la seccionó con la construcción de un colegio en la parcela colindante. Se mantienen en ella restos del enlucido en la zona inferior junto al arco.
La galería superior izquierda tiene mayores dimensiones, con 15 metros de longitud. Su ancho varía según el tramo ya que posé un nicho a cada lado del arco de entrada. Aquí se encontró una gran piedra volcánica a modo de banco. Seguidamente la galería dobla con dirección noroeste creando un pasillo de 1,65 metros de ancho por 8 m de largo, hasta cortarse a 5 metros en las proximidades del Torreón.
Al final del extremo inferior de la galería principal, se ha documentado un espacio cuadrangular de 4,80 metros de largo por 4,20 metros de ancho que serviría de distribuidor a otros tres corredores desaparecidos.
MURO Y FOSO MEDIEVALES
En la parte oeste de la parcela se descubrió un muro cortado, así como el foso defensivo excavado en la roca ante el paramento, que formarían parte de la muralla de Villa Real junto al Alcázar. Se trata de un muro de mampostería de piedra caliza trabado con argamasa de cal, arena y algo de puzolana, que se construye adosándose a la roca recortada, dando cara solamente al exterior. Conserva 10,25 metros de longitud, 1,20 metros de anchura y una potencia máxima de 1,40 metros.
El foso defensivo en forma de “V” estaba excavado en la toba volcánica a entre 60-70 cm del muro. Conservaba 2,40 metros de ancho en la parte superior, 40-60 centímetros en la zona inferior y 2,20 metros de profundidad.
Gracias a las obras realizadas, se han consolidando y balizado los restos de muro y el foso descubiertos que se han protegido mediante una cubierta de chapa de acero cortén y cristal que los aísla al tiempo que los hace visible desde la parte superior.
Cuando se vació el foso, se encontraron restos de animales y cerámicas muy fragmentadas de recipientes pertenecientes a la vajilla de servicio, como ollas, pucheros, cazuelas, una jarra o cántaros incompletos de entre la segunda mitad del XIII y principios del XIV. Pero también otras anteriores: 3 galbos realizados a mano de pastas ocres y rojizas que pertenecerían a vasos posiblemente de la Edad del Bronce, o 6 fragmentos de cerámicas de época tardo-romana.
EL ALCAZAR DE VILLA REAL
Aunque son pocas las noticias y documentos existentes o encontrados hasta hoy día que nos hablen del Alcázar Real, aunque diversos autores hacen referencias a esta construcción, el Torreón del Alcázar se considera un legado del siglo XIII de la antigua ciudad medieval de Villa Real. En la actualidad no se puede describir cómo era esa edificación por las escasas fuentes y por los exiguos restos constructivos que se han conservado.
Si conocemos que el rey de Castilla Alfonso X “el sabio”, del que este año se conmemoran los 8 siglos desde su nacimiento, funda la ciudad y manda construir la muralla que la rodeaba, y que lindaba con esta edificación en la que residiría puntualmente, así como algunos de sus sucesores. La autoría de este rey a la hora de levantar este edificio aparece reflejada en una cédula, hoy desaparecida, con “sello real de cera” donde se decía que “don Alfonso el que hizo Villareal al logar que dicen El Poçuelo de don Gil, manda que corten y traygan madera para hacer su alcázar sin portazgo”.
En el año 1473, Doña Juana de Portugal recibe como dote el edificio al contraer matrimonio con el rey Enrique IV, y realiza obras de reforma y ampliación del mismo, autorizando a D. Juan de Boadilla, corregidor de Ciudad Real, a derribar ciertas casas que estaban situadas junto al Alcázar, y utilizar la madera y el ladrillo de las mismas en la construcción de una torre en dicho Alcázar”.
Los Reyes Católicos, tras el asalto al Alcázar del Maestre de la Orden de Calatrava Rodrigo Téllez de Girón, donan esta construcción a Don Fernando de Cervera, natural de Ciudad Real, que era el aposentador de sus Altezas, “para su mejor sostenimiento y defensa” el 15 de agosto de 1475, siendo desde entonces propiedad particular, hasta los años 70 del siglo XX.
El historiador Delgado Merchán expone en 1907 al respecto del Alcázar y de los restos conservados en esta época en la propiedad de los Marqueses de Villamedina, la existencia de lo que él denomina “la portada del comúnmente conocido como Torreón del Alcázar”. También explica dónde fueron a parar las piedras de ese torreón construido en el siglo XV. Según declaraciones orales de los testigos del lugar: “confiesan asimismo, que han visto derribar otro torreón por el que se decía su propietario, D. Vicente de Porras, para aprovechar la piedra en cerca y charca para pozo de nieve que hoy existe”. Actualmente cerca de la ubicación del arco, y bajo las dependencias del CEIP Carlos Vázquez, se conserva un pozo de nieve, que es muy probable que sea al que hace referencia Delgado Merchán.
Sí se conservó este arco de entrada a los edificios construidos en la zona, aunque a lo largo del tiempo, este lugar fue deshabitándose, desplazándose la población a otras zonas más céntricas de la ciudad.
En 1962, a consecuencia de unas persistentes lluvias, se derrumbó el arco. Se trataron de recuperar las piedras, que fueron trasladas en carros hasta un lugar seguro. En los años 70 se realizó una reconstrucción parcial del arco aunque sin ningún rigor, en la que incluso sobraron piedras. Durante estos años se urbaniza el Plan Parcial del Torreón del Alcázar, quedando el arco a la vista de locales y visitantes.
DESCUBRIMIENTO DE LOS RESTOS ARQUEOLÓGICOS
En los años 2000 el Ayuntamiento de Ciudad Real decide realizar un aparcamiento subterráneo en la zona, pero en 2006 estas obras se paralizaron al verse afectados restos arqueológicos existentes en el subsuelo. Se llevó a cabo la excavación y documentación de las estructuras y materiales que se conservaban por parte de los arqueólogos Petra Martín Prado y Ángel Aranda Palacios, bajo la dirección de Carmelo Fernández Calvo.
Gracias a este trabajo arqueológico, se documentó un conjunto de galerías excavadas en la roca, cuyo acceso principal y varios de sus tramos ya habían sido afectados por anteriores actuaciones y por la construcción de edificios colindantes. Se vació la galería principal, parte de dos tramos de galerías situadas a media altura de ésta y una especie de hall o distribuidor de otras galerías inferiores desaparecidas.
Todas estas estructuras subterráneas estaban rellenas de tierra con alguna piedra de pequeño tamaño y materiales de escombros, como ladrillos macizos y huecos o tejas curvas, planas. Entre el relleno de estas galerías se encontraron cerámicas muy fragmentadas y dispersas de varias épocas, desde los siglos XVI a mitad del XX, y otros recipientes de hierro. Destacan dos fragmentos en loza vidriada en blanco, pertenecientes a una escudilla sin decoración del siglo XVI, y otro de un plato decorado en azul cobalto con motivos vegetales enmarcados en bandas de tipo Talavera del siglo XVII.
El mal estado de estas galerías fue aumentando con el paso del tiempo debido a las inclemencias meteorológicas, a pesar de haberse tomado medidas como apuntalar la galería principal y cerrar con un tabique de ladrillo el acceso a las galerías superiores. A pesar de que se consideraba innecesaria la conservación e integración de las galerías en esta obra, con el cambio de gobierno en el Ayuntamiento, la alcaldesa Pilar Zamora decidió mantenerlas y que pudieran ser visitables.