Ciudad Real celebra un emotivo maratón de donación de sangre, un acto que salva vidas y une a la comunidad
En una muestra palpable de solidaridad y compromiso con la salud pública, la ciudad de Ciudad Real vivió este miércoles una jornada llena de delicados gestos y grandes corazones. La emblemática sede del Antiguo Casino se convirtió en un latido vibrante de esperanza, al acoger una nueva edición del maratón de donación de sangre, una iniciativa que no solo ayuda a mantener vitales los hospitales de la provincia, sino que también refuerza el sentido de comunidad entre sus vecinos.
Al acto acudieron el alcalde, Francisco Cañizares, junto a varios concejales, y un nutrido grupo de ciudadanos que se sumaron con entusiasmo a esta causa esencial. La presencia de la autoridad municipal, acompañada por el compromiso de numerosos voluntarios y profesionales sanitarios, convirtió la jornada en un acto colectivo lleno de significado: más de 15.000 donaciones en lo que va de año en toda la provincia reflejan la generosidad de una comunidad que sabe que cada gota cuenta.
Desde las 10 de la mañana hasta bien entrada la tarde, en un horario de 10 a 14 horas y de 17:00 a 20:30 horas, las puertas del Antiguo Casino se abrieron para acoger a vecinos de todas las edades, fuerzas de seguridad, personal municipal y diferentes representantes institucionales. Todos juntos, demostrando que la solidaridad no tiene hora ni frontera, y que un simple gesto puede marcar la diferencia entre la esperanza y la desesperanza para quienes más lo necesitan.
El maratón no solo busca aumentar el volumen de donaciones en general, sino que además pone un énfasis especial en la donación de plasma, una tarea fundamental para elaborar tratamientos que salvan vidas de pacientes con enfermedades crónicas, renales o oncológicas. La autosuficiencia en estos recursos es un objetivo que todos compartimos, y cada donante ayuda a tejer una red de apoyo que fortalece la atención sanitaria en la provincia.
El entorno del Antiguo Casino, cedido por el Ayuntamiento para esta noble causa, sirvió como escenario de un acto que se convirtió en mucho más que una simple jornada. Es una muestra tangible de cómo un acto cotidiano puede salvar vidas, y de cómo la unión de esfuerzos y corazones puede transformar una comunidad.
Desde Ciudad Real, su gente ha vuelto a demostrar que la generosidad es su seña de identidad, y que en la colaboración y el compromiso con los demás reside la verdadera esencia de una sociedad sólida y humana. Porque salvar vidas no requiere de grandes gestos, sino de pequeños detalles que, unidos, logran grandes cambios.