La falta de consenso entre los partidos Republicano y Demócrata para aprobar un presupuesto ha llevado al cierre del Gobierno Federal de Estados Unidos, una situación que no se había visto desde 2019. En este momento, los servicios no esenciales se han visto interrumpidos, aunque la problemática podría intensificarse y afectar operaciones clave si el estancamiento continúa. Los Republicanos han demandado una extensión temporal de la financiación, pero solo lo harán si los Demócratas aceptan concesiones significativas.
El Senado votará esta mañana un presupuesto que, en la última propuesta, solo recibió el apoyo de 55 en un requerimiento de 60 votos. Con solo dos senadores demócratas alineándose con los Republicanos, el pacto aún no se ve cerca. Cientos de miles de empleados federales sufrirán suspensiones laborales temporales, mientras que los trabajadores considerados esenciales deberán seguir presentándose a sus puestos, aunque enfrentan incertidumbre en sus salarios.
Las consecuencias del cierre comienzan a verse a niveles prácticos: museos, parques nacionales y diversas agencias se verán limitadas en sus actividades. Sin embargo, sectores vitales como la seguridad y el servicio postal continuarán operando, aunque los trabajadores no recibirán salarios hasta que se materialice un acuerdo. Este escenario plantea un reto adicional, ya que cualquier prolongación del cierre podría resultar en ausencias justificadas entre el personal, intensificando la crisis en el transporte y otros servicios públicos.
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