El inicio de la reducción del 4% en la operatividad de 40 aeropuertos estadounidenses ha desencadenado una ola de cancelaciones, con más de 1,700 vuelos afectados en el primer día. La crisis, que incluye a 32 torres de control lidiando con una preocupante escasez de personal, podría acentuarse durante el fin de semana si el Senado no llega a un acuerdo para terminar con el cierre gubernamental más largo de la historia del país, que ya suma 38 días.
Las principales aerolíneas han resentido este impacto, destacando United Airlines con 549 cancelaciones, seguida de Delta y American Airlines. La situación ha desatado no solo un caos en los aeropuertos, sino también una significativa carga para los controladores de tráfico aéreo, quienes están manejando la situación bajo una presión extrema, recurriendo incluso a la suspensión temporal de salidas.
Mientras tanto, el Aeropuerto Nacional Ronald Reagan en Washington se encuentra cerrado al tráfico aéreo hasta la noche, priorizando las llegadas demoradas. Con la posibilidad de que otros 800 vuelos se cancelen entre sábado y domingo, la ansiedad crece entre los pasajeros, que esperan con inquietud una solución en el Senado, donde los desacuerdos políticos continúan complicando la situación.
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