En un emocionante encuentro en el plató de «Y ahora, Sonsoles», se vivió un momento tenso y revelador cuando Ruth Sanz, exnovia del reconocido futbolista Íker Casillas, decidió abrir su corazón y compartir su versión de la historia de amor que vivió con el deportista. Sin embargo, su presencia y las declaraciones que ofreció no pasaron desapercibidas para Tamara Gorro, colaboradora del programa y amiga cercana de Casillas, quien cuestionó la motivación detrás de la participación de Ruth en el programa.
Durante la emisión, Ruth Sanz expresó su deseo de contar su vivencia personal, enfatizando que su intención no era dañar la imagen del exguardameta, sino simplemente ofrecer su perspectiva de los hechos. Sin embargo, Tamara Gorro interrumpió, señalando las contradicciones en el acto de hacer públicas las intimidades de una relación pasada, especialmente cuando se sabe que a Casillas no le agrada que se ventilen aspectos privados de su vida.
La discusión escaló cuando Gorro cuestionó la necesidad de traer a colación una relación juvenil y qué se buscaba al exponer la historia en televisión, insinuando que se debería respetar la voluntad del deportista de mantener su vida privada alejada del escrutinio público. Sin embargo, Ruth se defendió, declarando que, al igual que Íker tiene aspectos de su vida que no le agradan, ella tiene el derecho a contar su versión de los hechos.
La moderadora, Sonsoles Ónega, intervino en favor de respetar el testimonio de Ruth, destacando la importancia de escuchar todas las versiones de una historia. A pesar de las dudas sembradas por Tamara Gorro sobre la veracidad de los hechos relatados por Ruth, la exnovia del futbolista se mantuvo firme en su decisión de compartir su relato, asegurando que no pretendía revelar intimidades sino su propia experiencia y vivencia.
Este intercambio pone de relieve el delicado equilibrio entre el derecho a la privacidad de las figuras públicas y la libertad de expresión de quienes han formado parte de sus vidas. Mientras algunos espectadores podrían ver la participación de Ruth como una valiente decisión de contar su verdad, otros podrían interpretarlo como una invasión a la privacidad de Íker Casillas. Lo cierto es que este episodio demuestra que la línea entre lo público y lo privado continúa siendo un tema controverso en el mundo de las celebridades.