En un reciente episodio que mezcla la televisión, la camaradería y las redes sociales, Alberto Chicote se sumerge en el corazón de un debate mediático. Durante su participación en el pódcast «Vaya Vaina», el reconocido chef y rostro emblemático de la Nochevieja en Antena 3, ha compartido su perspectiva sobre un incidente ocurrido durante las últimas Campanadas, instante en el cual David Broncano y Lalachus, figuras de la retransmisión en TVE, hicieron un saludo notablemente efusivo hacia él y Cristina Pedroche desde otro balcón en la Puerta del Sol. Un gesto que, según Chicote, debía manejarse con profesionalismo sin distraerse del compromiso con el espectador.
Chicote, en conversación con Dani Gordo y Alfonso de la Rocha, enfatizó su deber hacia la audiencia que lo sigue cada 31 de diciembre y cómo este compromiso se mantiene inquebrantable incluso en presencia de acciones imprevistas de colegas de la profesión. «Yo no puedo romper eso», declaró, subrayando la relación duradera y el lazo que ha tejido con el público a lo largo de los años, lado a lado con Pedroche. Ambos se han mantenido a la vanguardia de las Campanadas en Antena 3, captando la atención de millones cada año.
El intercambio entre balcones, narrado con buen humor por Chicote, se ha interpretado de diversas maneras. Mientras algunos lo vieron como un simpático cruce de saludos entre cadenas, otros debatieron si había segundas intenciones, especialmente considerando la inclusión no habitual de los presentadores de Antena 3 en el plano de la transmisión de TVE. Sin embargo, Chicote prefiere verlo desde una óptica de camaradería, mencionando cómo, una vez fuera del aire y en pausa publicitaria, no dudó en devolver el saludo a Broncano y Lalachus, claro está, sin que eso interrumpiera su labor en directo.
La entrevista también sirvió para vislumbrar otros aspectos de la visión profesional de Chicote y su manejo de la presión mediática, destacando que más allá de las tácticas de promoción de las cadenas o los esfuerzos por captar audiencias, su prioridad recae en hacer su trabajo lo mejor que pueda. Este enfoque se traduce en una interpretación del deber que va más allá del espectáculo, situando en primer plano su compromiso con los espectadores y su deseo de ofrecerles la mejor experiencia posible en una noche tan significativa como lo es la despedida del año.
Este episodio no solo refleja la dinámica entre personalidades de la televisión y cómo estos interactúan tras bambalinas, sino que también evidencia la evolución de las retransmisiones en directo, donde los momentos inesperados se convierten en parte del entretenimiento sin eclipsar la esencia del mensaje que se desea transmitir.
