En un giro inesperado durante la última emisión de "Batalla de restaurantes", el reality culinario que ha cautivado a la audiencia de La Sexta, Albacete se convirtió en el epicentro de un escandaloso episodio entre chefs y críticos. La competición, conocida por poner a prueba las habilidades culinarias de restauradores de todo el país, se vio sacudida por una serie de comentarios extraordinariamente ácidos de parte de uno de los concursantes, sorprendentemente amigo del dueño del restaurante bajo examen.
El establecimiento en cuestión, Tapería Los Zagales, regentado por Nicolás Galera, había creado grandes expectativas tras declaraciones previas del propietario asegurando que sus croquetas eran "las mejores de España y del mundo". Esta osada afirmación no solo puso a Nicolás en el punto de mira, sino que también elevó el listón para las evaluaciones de sus platos. Sin embargo, la realidad percibida por los jueces distó mucho del orgullo del chef, sobre todo cuando el tema central de la cata eran los gazpachuelos manchegos, plato típico de la región.
Los críticos, lejos de quedar impresionados, desataron una tormenta de valoraciones negativas, calificando los gazpachuelos de Nicolás de carecer de color, sabor y, en definitiva, alma. A estos comentarios se unió una frase demoledora de uno de los participantes: "No sabe a nada. No sé si es perdiz, conejo o una p*** en vinagre". Incluso Rafael Herreros, el polémico amigo del chef y habitual cliente de Los Zagales, no dudó en comparar desfavorablemente la comida de Nicolás con las de un comedor escolar, sugiriendo que "seguro que en la cárcel comen así".
Las críticas no dejaron indiferente a nadie, especialmente a Alberto Chicote, el reconocido chef y presentador del programa, quien se mostró visiblemente impactado por la dureza de los comentarios, en particular viniendo de alguien cercano al propietario del restaurante.
Este episodio, sin duda, marca un momento tenso en la trayectoria del programa y abre un debate sobre los límites de la crítica y la influencia de las relaciones personales en las valoraciones profesionales dentro del competitivo mundo de la gastronomía. La reacción de Chicote, levantándose las gafas en señal de incredulidad, encapsula a la perfección el shock y la incredulidad no solo ante la ferocidad de la crítica recibida por Nicolás Galera sino también por la crudeza de la realidad de la competencia culinaria televisiva. Este suceso reafirma la imprevisibilidad de "Batalla de restaurantes" y deja a los espectadores preguntándose qué sorpresas depararán las próximas ediciones.