En un despliegue operativo que culminó con éxito el pasado 22 de mayo, los servicios de inteligencia franceses detuvieron a un joven checheno de 18 años en Saint Etienne, en el este de Francia. El detenido, que había llegado a Francia con su familia a principios de 2023, es acusado de preparar un atentado yihadista cuyo blanco era el estadio Geoffroy Guichard durante los Juegos Olímpicos, específicamente en los eventos de fútbol que se celebrarán en dicho recinto.
La relevancia del estadio Geoffroy Guichard en el contexto de este ataque preventivamente frustrado radica en su papel como una de las sedes de la competición de fútbol olímpico, esperando albergar seis encuentros, siendo el primero entre Argentina y Marruecos el 24 de julio, dos días antes de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos. Entre los objetivos del presunto atacante estaban los espectadores y fuerzas de orden público presentes, con la intención declarada de morir en el acto, según comunicó el Ministerio del Interior.
Aunque el suspecto, que ahora se encuentra en prisión provisional luego de ser imputado el 26 de mayo, ha negado todas las acusaciones desde su detención, la evidencia encontrada en su posesión pinta un cuadro alarmante. Durante los registros realizados en su domicilio de Saint Etienne y en sus dispositivos electrónicos, las autoridades descubrieron vídeos de las instalaciones deportivas y fotografías que podrían haber sido utilizadas para preparar el ataque.
Esta detención marca un punto de inflexión en la percepción pública y de las autoridades sobre la seguridad en torno a los Juegos Olímpicos de París, que se celebrarán del 26 de julio al 12 de agosto. A pesar de que hasta la fecha no se había identificado ninguna amenaza terrorista específica contra el evento, el Ministerio del Interior ha señalado que este es el primer atentado desbaratado contra los Juegos, subrayando la vigilancia constante de los servicios de inteligencia franceses. Desde 2017, dichos servicios han logrado prevenir 50 ataques en territorio francés, demostrando un implacable esfuerzo por salvaguardar la integridad y la paz públicas.
En este contexto de alerta permanente, España ha comprometido el envío de un contingente de 300 policías y guardias civiles para contribuir a la protección de los Juegos Olímpicos en París. Este despliegue internacional refleja la cooperación transfronteriza en materia de seguridad y la prioridad compartida de prevenir actos de terrorismo.
El sistema de vigilancia enfocado en amenazas terrorismo cuenta con fichas de 1,300 individuos, incluyendo 150 menores y una mayoría entre los 18 y 30 años, considerados como potenciales riesgos, según informó Bertrand Chamolaud, director general de los servicios de información territorial de la policía, a Le Figaro. Este meticuloso seguimiento subraya la compleja tarea de prevenir la radicalización y los actos de violencia e ilustra los desafíos de seguridad a los que se enfrentan Francia y el mundo moderno.