En la localidad de Tomelloso (Ciudad Real), en el centro de La Mancha, la Fundación Centro de Recursos Sociales Ceres conmemora este miércoles 15 de noviembre el Día Mundial sin Alcohol, coincidiendo con el 25º aniversario de su creación. Esta efeméride ha cobrado especial importancia para la entidad que desde sus inicios se ha enfrascado en la lucha contra la dependencia alcohólica y ha prestado servicios a más de 1.400 usuarios en situación de riesgo o vulnerabilidad.
Fundada en 1997, la Fundación Ceres ha desarrollado una labor ininterrumpida orientada a la inserción laboral y social de individuos afectados por diversos factores, como la adicción al alcohol. Según se describe en su web oficial, el servicio público y la cercanía a las personas son los pilares que han guiado su acción. La fundación tiene por norma escuchar, comprender y estar cerca de quienes más lo necesitan, poniendo siempre al frente la calidad y la calidez humana en cada programa que ejecuta.
Desde sus primeros pasos, en los que se enfrentó a un mar de incertidumbre y temor al constituirse en comunidad, hasta la fecha, Ceres ha trabajado codo a codo con profesionales y ha establecido sinergias con los servicios sociales y sanitarios proporcionados por el Gobierno de Castilla-La Mancha. La calidad profesional y el enfoque humano son distintivos en la sección de su equipo y en la atención que proveen a los usuarios.
La patrona de la fundación, Antonia Valverde, al hablar con Europa Press, reflejó cómo los inicios del proyecto estuvieron llenos de retos que superaron explicando la realidad del alcoholismo y sus peligros. Con el paso del tiempo, asegura que han conseguido que más del 50% de las 1.400 personas tratadas hayan querido acercarse a Ceres y recuperar sus vidas, manteniendo un 30% de ellos sin consumo alguno. Además, señala un incremento en el número de mujeres que se acercan a pedir ayuda.
La labor de Ceres se centra en el paciente como eje del proceso de recuperación, y además enfoca esfuerzos en la prevención desde edades tempranas, combatiendo el estigma y el consumo normalizado de alcohol en la sociedad. Laura Morales, una de las coordinadoras terapéuticas, subraya la importancia de la prevención y la educación para que las personas puedan tomar decisiones informadas sobre el consumo de alcohol.
El modelo de Ceres es de atención integral, con accesos vía plazas públicas y desde contextos como centros penitenciarios, aplicando evaluaciones iniciales y terapias especializadas para cada usuario. Las actividades incluyen terapias grupales, deportes y salidas terapéuticas.
La historia de Gema, una de las usuarias, resalta la profundidad de la adicción y la redención que ofrece Ceres. Tras perder la custodia de sus hijos y haber sido expulsada del centro por no dejar de consumir, fue capaz de alcanzar el fondo y resurgir con la ayuda de la fundación; un testimonio que pone rostro a la lucha diaria y a la esperanza que Ceres transmite a quienes cruzan sus puertas en busca de una nueva oportunidad.